_
_
_
_
HISTORIAS DE DARTH MADER
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Confesiones de una madre algo cochina

Pasar de la ducha diaria supone un montón de ahorro: de agua, gel, tiempo, y sobre todo, de broncas

Cecilia Jan
Otros hijos de una madre cochina.
Otros hijos de una madre cochina.Getty

He salido del armario. Al hilo de mi confesión de que a veces doy de merendar bollería industrial a mis hijos, me he metido en una peligrosa senda de striptease maternal, y ya no me importa quedar como una madre cochina. Pues sí, aparte de acumular azúcar y grasas trans, mis pequeños no se duchan a diario, y mucho menos en verano

Si lo pensáis bien, son todo ventajas y ahorro. Primero, el ahorro en geles, champús, suavizantes y cremas, que ya de por sí liberan bastante la economía familiar cuando te atreves a dar el paso de lavar a los niños con lo mismo que usas tú, es decir, el bote familiar del Mercadona, en vez de usar los jabones sin jabón pero con fragancia a pitiminí de foie especiales para bebés de la farmacia. Por supuesto, también está el ahorro de agua, que si hubiera una policía ecológica, las cárceles estarían llenas de padres primerizos. Después, el ahorro de tiempo, que podemos usar tanto padres como niños en otros menesteres que nos apetezcan/urjan más. Y por último, pero lo más importante, el ahorro de broncas, llantos y enfados.

En casa, el tiempo dedicado al baño ha sido inversamente proporcional al número de hijos. El primero, como buen bebé conejillo de indias, se bañó religiosamente a diario en una bañera cambiador, comprobada previamente la temperatura del agua con el preceptivo termómetro en forma de hipopótamo flotante. A las dos siguientes les han tocado baños compartidos y duchas a edades a las que el mayor todavía chapoteaba alegremente con sus juguetes en la bañera. Ahora, el día que les toca, tienen un padre tan apañado que es capaz de darles duchas exprés a los tres en 15 minutos (lo alquilo por horas si alguien quiere sus servicios).

En verano, el ritmo de tres duchas semanales (por suerte, son de poco sudar y aún no han empezado a oler por las hormonas adolescentes), puede incluso reducirse. La verdad es que relajamos tanto las costumbres que ni llevamos la cuenta. Y es que bajando todas las tardes a la piscina, da tanta pereza volver a remojarles en casa... Y total, lo que no mate el cloro...

Y oyes, que no soy la única. Que esta semana me confesaron las propias Malasmadres y alguna otra más que hacían lo mismo...

Que sepáis que el debate entre los científicos sobre cada cuánto es bueno el baño tiene más de un siglo. Yo, obviamente, voy con los partidarios del Bathxit.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Cecilia Jan
Periodista de EL PAÍS desde 2004, ahora en Planeta Futuro. Ha trabajado en Internacional, Portada, Sociedad y Edición, y escrito de literatura infantil y juvenil. Creó el blog De Mamas & De Papas (M&P) y es autora de 'Cosas que nadie te contó antes de tener hijos' (Planeta). Licenciada en Derecho y Empresariales y máster UAM/EL PAÍS.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_