_
_
_
_
CLAVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Buscando refugio

En un entorno complejo e incierto las respuestas simples parten con ventaja

Jorge Galindo
Vista de dos grifos de cerveza con las dos opciones, permanencia o salida, de Reino Unido de la Unión Europea en un pub de Westminster, Londres.
Vista de dos grifos de cerveza con las dos opciones, permanencia o salida, de Reino Unido de la Unión Europea en un pub de Westminster, Londres. Andy Rain (EFE)

Una semana ha transcurrido, y la élite socialdemócrata europea sigue asombrada ante el triunfo de la campaña del Brexit. Basada en argumentos falaces, promesas inviables y titulares de tabloide lanzados contra el discurso de los expertos, fue la opción preferida en zonas deprimidas, con mayoría de trabajadores poco cualificados. No es un problema exclusivo de Reino Unido: en la segunda vuelta de las presidenciales austriacas, un 86% de los trabajadores manuales votó al candidato de la extrema derecha. El año que viene, Marine Le Pen tendrá opciones de ganar gracias en parte a las clases trabajadoras. Hablan a un colectivo que se siente a la deriva y le ofrecen una verdad convenientemente reconstruida como asidero.

Los partidos tradicionales enfrentan esta tendencia con herramientas imperfectas. El miedo no sirve si el votante siente que tiene poco que perder. Tampoco el desprecio: cuando muchos votan distinto porque consideran que su voz es ignorada, cualquier intento de cortocircuitar el resultado (como, por ejemplo, obstaculizar el Brexit con maniobras desde Londres) da munición a quienes reducen la disputa política a una lucha contra un supuesto establishment. Mientras, la visión del mundo de estos colectivos, su verdad particular, se convierte en un compartimento cerrado, impenetrable.

Para revertir este proceso es necesario ofrecer soluciones alternativas, tender puentes comunicativos y retejer alianzas de clase. Si el malestar es de origen económico, la izquierda debería repensar el pacto social, garantizando un mayor equilibrio. Pero el problema es mayor si las demandas tienen un componente cultural independiente de la precariedad, como sucede con muchos seguidores de Trump. Las renuncias identitarias no se compensan fácilmente con redistribución; y la izquierda no puede cambiar sus valores sin perder el voto joven y urbano, que se siente cómodo en un mundo cosmopolita del que sale ganando. Quizá el obstáculo último es insalvable: en un entorno complejo e incierto las respuestas simples parten con ventaja, pues sirven de refugio, si bien momentáneo, para quien está a la intemperie.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge Galindo
Es analista colaborador en EL PAÍS, doctor en sociología por la Universidad de Ginebra con un doble master en Políticas Públicas por la Central European University y la Erasmus University de Rotterdam. Es coautor de los libros ‘El muro invisible’ (2017) y ‘La urna rota’ (2014), y forma parte de EsadeEcPol (Esade Center for Economic Policy).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_