Toque de atención a Renzi
El brillo del primer ministro italiano se apaga en luchas domésticas y el desgaste de las reformas
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, sorprendió en las europeas de 2014 al lograr un excelente resultado (40,8% de votos) en un entorno de Gobiernos castigados por la crisis. Hoy, aquel capital sufre en unas municipales que han dado la victoria a las candidatas del Movimiento 5 Estrellas en Roma y Turín y varapalos importantes a su partido, el PD, en Nápoles y Trieste. El motivo no está claro, pero parece relacionado con su manera de gobernar —decidida para sus partidarios, arrogante para sus detractores— y con un cierto desencanto ante expectativas no satisfechas. Renzi, exalcalde de Florencia, irrumpió en la escena hace dos años con el compromiso de jubilar a la vieja política y a sus privilegios desde dentro, sin la enmienda a la totalidad que proponía el cómico Beppe Grillo. Pero Renzi, a pesar de las importantes reformas que ha emprendido, y de su liderazgo europeo —especialmente contra la austeridad promovida desde Berlín—, no ha podido evitar el desgaste derivado de gobernar a golpe de ultimatum y mociones de confianza. Tampoco le ha ayudado la falta de progreso en materia de corrupción —los escándalos en Roma son un buen ejemplo— o sus pactos con Berlusconi. Renzi sigue siendo el político con más capacidad del panorama italiano, pero buena parte de su brillo se ha apagado en las luchas domésticas, donde además sufre el acoso de la vieja guardia del PD, quien siempre vio en él un advenedizo sin las virtudes de la izquierda tradicional.
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