Intimidad
La pérdida de la intimidad, creciente en nuestra sociedad, está asumida. Incluso gusta. Las peluquerías tienen grandes escaparates a la calle, los gimnasios también. Hay que lucir músculos y rulos. Diseñadores vanguardistas han conseguido colocar en nuestros domicilios, sin divisiones, el baño en el dormitorio. La moda se ha extendido a los hoteles: ducha, bidé, ¡váter!, sin puerta: hayan coincidido en la habitación parejas, padres e hijos… Esto nos remite a la antigua mili, a las letrinas. La escatología se ha puesto de moda.— J. Miguel Mora. Vigo (Pontevedra).
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