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Cómo demonios puede un hombre vestir elegante en verano

Convirtiendo en ley la máxima de Oscar Wilde de que uno nunca está demasiado bien vestido ni es demasiado educado, repasamos cuatro opciones que redimen el verano de sus horrores estéticos

Solo alguien como Tom Jones podría llevar un jersey de lana en verano, y sentarle bien. Eso sí, era un atardecer nublado.
Solo alguien como Tom Jones podría llevar un jersey de lana en verano, y sentarle bien. Eso sí, era un atardecer nublado.

Elegancia y verano son enemigos. Pero no siempre fue así. Hubo un tiempo en el que ni las chanclas, ni los pantalones cortísimos, ni los terribles calcetines pinkies campaban a sus anchas por las sufridas calles de nuestras ciudades. Un tiempo en el que las temperaturas elevadas y la pereza estival no eran excusa para mandar al traste nueve meses de ropa decente. Para Joaquín Fernández, encargado de la sastrería Langa –fundada en 1960 en Madrid– hay algunas reglas que un hombre bien vestido, en verano, debe cumplir. "Si hablamos de pantalones cortos, que las bermudas se extiendan hasta la rodilla y que cuando la pernera cubra toda la pierna, pero no se quiera tapar el zapato, el largo roce el tobillo", recomienta Fernández.

Otro consejo de este especialista: "El verano es también la estación perfecta para atreverse con colores brillantes –vetados el resto del año– o combinar con sobriedad la gama de grises, beis y blancos mientras se lucen zapatos de ante sin calcetines y un traje ligero".

Convirtiendo en ley la máxima de Oscar Wilde de que uno nunca está demasiado bien vestido ni es demasiado educado, repasamos cuatro opciones que redimirán el verano de sus horrores estéticos. O, al menos, le permitirán ir al trabajo guapo y sin sudar.

Traje veraniego. Hay mucho que aprender de la sastrería napolitana: hechura ligera, hombro natural y capacidad de la prenda para lucir mejor arrugada que recién puesta. Este tipo de traje, que sienta como un guante sin encorsetar, ha seducido a elegantes como Marcello Mastroianni (en la foto). Ni una pega que ponerle.

Caftán. Según Dalí, “el esnobismo es situarse donde los otros no tienen acceso y generarles sentimiento de inferioridad”. Marbella en los setenta era y hacía eso. Pero no hay que ser Cristóbal Martínez-Bordíu (en la foto) para ponerse esta prenda persa. Basta con elegir el momento (festivo), el lugar (ciudades costeras) y tener actitud.

Traje de lino. Por mucho que sea la piedra filosofal de los tejidos (es natural, fresco, suave y resistente), el lino sigue asociándose a pantaloncillos anudados con cordel, torsos de sospechoso bronceado y collares de cuentas. Pero mire ahora esta foto de Sean Connery: es el momento de redimir el traje de lino y darle la bienvenida a 2016.

Nuestro sastre especialista, Joaquín Fernández, habla desde la experiencia: "Los mejores tejidos para un traje durante los meses de calor son el algodón y el lino, materiales nobles que se combinan con nuevas tendencias en patronaje. Tenemos muchos pedidos de chaquetas desestructurada. Es decir, una chaqueta sin forro ni hombreras".Y recomienda: "Es mejor que este tipo de trajes se combinen con zapatos que se desenvuelvan en la gama de marrones y que sean, preferiblemente, sin cordones". Por supuesto, queda desterrado el color blanco.

Traje con polo. La receta tradicional consiste en sustituir la camisa por un polo de punto fino (en la imagen). Esto es fácil. El reto es combinar el polo de piqué de todo la vida, Lacoste o Fred Perry, con el severo traje formal. ¿El truco? Asegúrese de que el traje es suelto y azul marino y remate el conjunto con zapatillas de deporte (blancas, claro).

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