La creatividad en pausa

Con los nervios a flor de piel, centenares de estudiantes de Moda preparan estos días su colección final de carrera en España. Casi cien centros ofrecen cursos especializados en Diseño de Moda, más de la mitad de los cuales se reparten a partes iguales entre Madrid y Barcelona. A pesar de la crisis y del paro juvenil en el 46,49%, las cifras que se manejan desde las escuelas dibujan un panorama radicalmente distinto. Una coyuntura muy favorable, directamente relacionada con el triunfo de la moda rápida que abanderan las empresas españolas Inditex y Mango.

Beatriu Malaret, directora de pedagogía y calidad de LCI Barcelona, donde se formaron los diseñadores Josep Font (director creativo de Delpozo) y Juan Vidal, explica: “Los números de la escuela son brutales”. De los 31 alumnos que se graduaron el año pasado, actualmente están trabajando 27, de los cuales 21 lo están haciendo en un puesto relacionado con lo que estudiaron. Un rutilante 83% ocupado, sobre todo, por los grandes grupos. Esta nueva perspectiva de empleo, en la que prima la incorporación a una gran empresa por encima de la ambición individual de crear una firma propia, está modificando el enfoque docente, con un equilibrio mayor entre los contenidos curriculares creativos y las enseñanzas de carácter empresarial y ejecutivo. También está cambiando el perfil de alumnos que llegan a las aulas: “Ahora vienen con otro espíritu. Ya no se tiene esa imagen tan individualista y romántica del creativo. Además, el fracaso y las derivas personales también nos han enseñado cuáles son los modelos a no seguir”, prosigue Malaret. Y añade: “Hay mucha gente que no quiere vivir la locura de ser un diseñador. Prefieren trabajar en grandes empresas, porque así aportan su granito de arena pero sin tener tanta responsabilidad”.

Atendiendo a la demanda, ser brillante no es suficiente. Capacidad creativa, resolutiva y técnica, empatía y, por encima de todo, la habilidad de trabajar en grupo son algunos de los requisitos imprescindibles para integrarse en los equipos de empresas como Inditex o Mango. La directora creativa Carole Touati, que trabaja eventualmente como ojeadora en busca de nuevos talentos para empresas de moda rápida, da más pistas: “Lo más importante es tener la certeza de que esta persona sabe detectar lo que funcionará. Son una especie de mix entre cazadores de tendencias y diseñadores. No es alguien que de repente va a aportar una idea revolucionaria a nivel creativo”. Tras dos años buscando creadores jóvenes que se integren en la dinámica de trabajo de las empresas de moda rápida, Touati ha llegado a la conclusión de que entender el mercado es más importante que tener voz propia: “Al principio buscaba diseñadores muy buenos, con colecciones potentes, pero al final me di cuenta de que si no eran capaces de entender la moda y las tendencias no iban a ser los elegidos”.

Atracción de nuevo talento

Inditex cuenta también con un concurso de atracción de talento llamado Talent & Co en colaboración con 18 escuelas españolas. En marcha desde 2014, 10 participantes se han incorporado al grupo gracias a él. Una iniciativa que recuerda al desfile-concurso de la recién desaparecida plataforma Moda Fad, que lograba congregar cada temporada en Barcelona los mejores trabajos de las escuelas. El joven Enric Martí, graduado el año pasado en ESDI, se llevó uno de los últimos galardones. Martí, que trabaja ahora como becario para una importante firma de demi-couture, tenía claro que no quería montar su propia empresa al salir de la escuela: “Siempre he pensado que somos muy jóvenes y nos queda tanto que aprender…”.

¿Puede esta nueva perspectiva estar afectando el nivel de creatividad de los estudiantes más prometedores? Touati no lo cree: “Piensan: estaré allí unos años y luego tendré algo más de dinero para hacer lo que realmente quiero. Tienen que ser pragmáticos. Durante ese tiempo ponen la creatividad en pausa”.