Subjetivamente

La mejor pagada. Robin Wright 

Dejémonos de moñas, si una quiere que le paguen lo mismo que a un tío tendrá que comportarse como uno de ellos. Y eso es lo que ha hecho Robin Wright, la antaño adorable Buttercup de La princesa prometida convertida en FLOTUS, que no es más que el acrónimo de First Lady Of The United States. Por eso, ha pedido amablemente el mismo medio millón de dólares por episodio que gana Kevin Spacey, su esposo en la serie House of Cards. Eso, o lo cuenta a la prensa.

Lo que nos queda. Insectos en el menú 

En gastronomía no hay fronteras. Chapulines, escamoles y gusanos de Maguey son delicias para unos o bichos para (casi) todos los que no sean mexicanos. Poco a poco vamos entrando: escamoles, o huevos de hormiga tostados con mantequilla, gusanos, es decir, larvas de mariposa churruscadas con salsa de chile, o chapulines, los saltamontes de toda la vida, bien crujientes, están presentes en los mejores menús. Aquí vale lo de cierra los ojos y abre la boca. Y si no pasan, prueben con un trago de mezcal.

Lo último. El pelo a lo caniche 

La versión 2.0 del pelo frito de nuestra infancia vuelve a ser, tras años de destierro en el limbo de las tendencias horteras, lo más de lo más. La primera en lanzarse al corte Morrison –por Jim, el de The Doors– fue la modelo argentina Mica Argañaraz. Después, se cortó el pelo a lo perruno la modelo del momento, Steffy Argelich, y luego vinieron las actrices patrias, unas con mayor acierto que otras, todo hay que decirlo. Por fin, ya está llegando a todas las capas de la sociedad, véase su ortopedista, una prima de Ponferrada o la vecina del segundo. Pero como con toda tendencia capilar rabiosa, hay que pensárselo dos veces antes de dejar que el peluquero meta la tijera. Que el flequillo tarda una eternidad en crecer.