Cervantes ‘is sexy’
Quizá porque la sexualización de la cultura avanza inexorable, el eslogan 'Reading is sexy' (leer es sexy) hace fortuna
Quizá porque la sexualización de la cultura avanza inexorable, el eslogan Reading is sexy (leer es sexy) hace fortuna. Se utiliza para vender libros y revistas. Son innumerables las fotografías de gente famosa leyendo que circulan por las redes sociales; también hay lectoras anónimas semidesnudas. Gracias a Sant Jordi, de niña aprendí a asociar amor y libros, sin erotismo manifiesto. Rosas de conocimiento. Ahora secundo el celebrado consejo del cineasta John Waters: “No follen con alguien que no tenga libros en su casa” (disculpen el lenguaje explícito). Es más, no considero seriamente a un candidato si no ha leído a los rusos. Quien no ama las largas noches subárticas, no merece mi aurora boreal. Sin embargo, no son las similitudes, sino las diferencias lo que me atrae. Por ello, burlo mis propias leyes y a los aspirantes neófitos de valía excepcional les regalo un ruso. Me complace compartir lo que estimo, deseando que sientan campanillas en la oscuridad. Lengua y paz.
Subscribo también los argumentos que se esgrimen a favor de las novias escritoras. Se necesita coraje para enamorarse de personas que transitan las fronteras entre sueño y realidad. Yo, ni soñando hubiera imaginado hace poco más de un año, mientras ultimaba mis ¡Divinas! Modelos, poder y mentiras (Premio Anagrama de Ensayo 2015), que hoy tendría el honor de asistir a la entrega del Premio Cervantes a Don Fernando del Paso. Me sentaré, solemne, en el magnífico Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, orgullosa de formar parte de la intangible república internacional de las letras. Todo sería perfecto si supiera qué ponerme. La etiqueta marca traje corto o traje académico. No dice nada de sexy.
Llamo a consultas a mis consejeras de estilo, mientras escucho el himno académico Gaudeamus Igitur: “Alegrémonos pues”. ¿Brillo en rojo o visto azul discreto? “A todos nos acogerá la tierra”. ¿Perlas, turquesas o diamantes? “A las rosas alimentaremos”. ¿Me cubro con mi toga doctoral y nada más? “Vivan los profesores y resplandezca siempre cada uno de sus miembros”. No. Se armaría la fiera, con arco de oro ardiente y flechas de deseo, como el caballero Jorge en la Nueva Jerusalén. ¡Atrás molinos satánicos! ¡Atrás errados dragones! Traed los carros de fuego. Mi lucha mental no cesará, querido Sancho, pues me excita más la arriesgada andanza en pos de la sabiduría, que la burda acumulación de dineros. Ah, mi Dulcineo amor, no temas. Al mediodía verás estrellas. No dormirá la pluma en mi mano, porque, si leer es sexy, escribir, un vicio desenfrenado.
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