La moda y el fútbol se reconcilian en Shanghái

La moda se nutre de uniones inesperadas. El diseñador belga Dirk Bikkembergs (57 años) lo sabe desde hace años; en los 80, fue uno de los creadores experimentales pertenecientes a la archifamosa generación de los Seis de Amberes, aquel grupo de recién licenciados en diseño de Moda del que saldrían talentos como Dries Van Noten o, indirectamente, Martin Margiela. Ya en aquella época Bikkembergs era de los pocos que prefería hacer moda masculina antes que femenina, aportándole dosis de comodidad y riesgo que hasta entonces no tenía.

Fue así como llegó hasta un concepto (otra unión inesperada) que se ha convertido en su seña de identidad: Sport Couture, que consiste en rescatar el potencial estético del mundo del deporte y trasladarlo a la moda de autor para crear prendas cómodas sin miedo a la experimentación. De ahí proceden sus conocidas zapatillas, y sus prendas de sastrería basadas en la flexibilidad y la energía.

El pasado sábado 16 de abril, volvió a demostrarlo en un nuevo escenario, Shanghái, un mercado esencial para el futuro de la moda y un terreno perfecto para explorar la vanguardia. Sobre la pasarela, un conjunto de prendas estructuradas en cuatro secciones: reinvenciones de sus piezas icónicas, prendas más formales, estampados exóticos y también detalles en cuero que subrayan el aspecto más urbano de la marca. La puesta en escena, concebida como una marcha triunfal, celebraba la estética de Bikkembergs como mejor sabe: hablando de moda y de fútbol, otra de esas alianzas inéditas que el belga supo proponer antes que nadie.