_
_
_
_

Santi Millán: “Tengo el talento de aparentar hacer bien las cosas”

El actor se enamoró del teatro en la escuela y consiguió convertir su pasión en su trabajo. La tele es hoy donde más proyectos hace, aunque la fama no le ha cambiado la vida

Natalia Marcos
Santi Millán, la semana pasada en Barcelona. 
Santi Millán, la semana pasada en Barcelona. Juan Barbosa

Es hombre de teatro, pero la televisión le dio la popularidad. Desde que Andreu Buenafuente lo fichara en 1999 para su programa La cosa nostra en TV3, la vida cambió para Santi Millán (Barcelona, 1968). Después vinieron series como Periodistas, 7 vidas y Frágiles, películas y mucha comedia en la pantalla y sobre las tablas. Ahora hace doblete en Telecinco con su personaje de Sergi Roca en Chiringuito de Pepe y como presentador de Got Talent, donde los sábados se buscan nuevos talentos en España.

Pregunta. ¿Hay talento suficiente para tantos programas?

Respuesta. Es la misma pregunta que hice cuando contactaron conmigo para Got Talent. Pero está probado que sí, y todavía queda más. Hay mucha gente que lo tiene sin saberlo, hay mucho talento oculto y talento que no ha sido explotado. Hay muchas personas con habilidades singulares, cosas que no hace nadie más. Para algunos puede parecer estrafalario o de gusto dudoso, pero lo bueno es que en Got Talent tienen cabida.

P. ¿Se atrevería a presentarse a un programa así?

R. Qué va. Mi máximo talento es el de aparentar saber hacer cosas que realmente no tengo ni puñetera idea. Y así he ido tirando. Si lo hiciera, en cuanto rascaran un poco se darían cuenta de que no tengo talento alguno y me darían una patada en el culo.

P. ¿De dónde surge su amor por la interpretación?

R. Desde muy pequeño. A los 10 años empecé a actuar en el colegio en festivales de fin de curso. Me apunté a teatro. Me gustó, la gente con la que trabajaba decía que lo hacía bien y pensé: si me gusta y encima se me da bien, pues me voy a dedicar a eso. Y así a lo tonto llevo ya casi 30 años.

P. ¿Qué queda de aquel Santi Millán que buscaba hacerse un hueco en el espectáculo?

R. No te creas que he cambiado mucho. Tengo las mismas filias, las mismas fobias, las mismas inseguridades… La experiencia añade presión. A la hora de afrontar un proyecto siempre estás con las mismas inseguridades de si acertarás o no. Es de las pocas profesiones donde el bagaje muchas veces cuenta muy poco y siempre te juzgan por lo último que has hecho. En cada nuevo proyecto tienes la sensación de que te la estás jugando.

Fotograma de la serie 'Chiringuito de Pepe', protagonizada por Santi Millán.
Fotograma de la serie 'Chiringuito de Pepe', protagonizada por Santi Millán.

P. ¿Qué papel le ha marcado más?

R. Personalmente quizás el cambio fue cuando dejé La Cubana. Estuve 10 años en esa compañía de teatro donde somos muy anónimos. Se conoce la compañía pero no a sus integrantes. Entonces empecé a trabajar con Buenafuente en Cataluña y el personaje que hacía en el programa funcionó mucho y la gente lo recibió muy bien. Ahí hay un cambio importante, porque empiezas a salir a la calle y notas cómo la gente empieza a mirarte, que te hace pensar si te habrás dejado la bragueta abierta o algo. Es una situación rara.

P. ¿Le agobia la fama?

R. No, nosotros tenemos una fama muy de andar por casa. No tienes que cambiar hábitos vitales porque la gente te conozca. La gente suele ser muy respetuosa y te muestra afecto, porque el hecho de dedicarte al humor hace que al verte se les dibuje una sonrisa en la cara.

P. Con qué se queda, ¿teatro, televisión o cine?

R. Depende del proyecto. Pero si un día sale una ley de incompatibilidad para los actores, me quedaría con el teatro. Cuando decidí dedicarme a esto lo hice pensando en el teatro, no en el cine ni la televisión.

P. ¿Qué le queda por hacer?

R. Retirarme, eso me queda. En realidad, muchas cosas. Lo bueno de la actuación es que no tienes una fecha de caducidad. Tiene que haber papeles de todas las edades, así que a medida que vas cumpliendo años vas adaptándote.

P. ¿Es más difícil hacer reír que llorar?

R. Las dos cosas son complicadas, emocionar en todos los sentidos es complicado. Pero la comedia tiene una función última que es la risa, el objetivo es claro. Cuando haces un drama hay gente que llora y que no, pero estos últimos no salen con la frustración de decir: “Yo venía a ver un dramón y no he llorado”. En la comedia si no ríes, algo no funciona. Cuando sueltas el chiste y hay un silencio en el patio de butacas es como si te pasaran la cuchilla por la piel.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_