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Zari, una muppet feminista para Afganistán

Isabel Valdés

Zari, la primera muppet creada específicamente para Afganistán. / Sesame Workshop.

No alcanza el metro de estatura, es de color violeta y su flequillo cae, corto y tieso, en hebras de lana de colores. Se llama Zari, es el primer muppet que Sesame Street (Barrio Sésamo en España) crea específicamente para Afganistán y es una chica. Una muppet en un país que, tras la caída del terror talibán en 2001, no termina de dar vía libre a las mujeres, sus derechos apenas existen y cuando intentan asomar, son pisoteados. Siguen existiendo las violaciones, las lapidaciones por adulterio, los asesinatos indiscriminados, el escándalo para algunos sectores de la población cuando el pelo asoma bajo el velo... Los obstáculos se duplican para las niñas: 30 años de conflicto arrasaron, en muchas zonas por completo, el sistema educativo y, desde hace más de una década, mujeres y niñas fueron excluidas casi totalmente del acceso a la enseñanza.

Los cambios son lentos pero visibles (ya han empezado a nacer grupos de activistas que luchan por recuperar los derechos femeninos que alguna vez tuvieron o cada vez hay más niñas que asisten a clase o llegan hasta la educación superior) pero para la ONU, Afganistán sigue siendo uno de los peores países del mundo para nacer siendo mujer. Y casi la mitad de la población lo es. Zari, que acaba de unirse a Baghch-e-Simsin (la producción local de Sesame Street), se convierte en algo más que un nuevo personaje.

Zari, que significa brillante en los dos idiomas oficiales afganos, pastún y darí, no lleva burka, es inquieta, curiosa, quiere ir a la universidad y no tiene ningún problema en preguntar. "Potencia la educación, la capacitación de las mujeres, enseña también otros valores universales como un estilo de vida saludable, la sostenibilidad, ser ecológicamente responsable...", amplía Quint.

Para crearla, la directora cuenta que seleccionaron cada elemento con mucho cuidado y tuvieron en cuenta al Ministerio de Educación afgano: se reducían las resistencias culturales que pudieran existir y el apoyo institucional aseguraba, de alguna forma, la solvencia del personaje y de las ideas que quiere difundir. "Teníamos que asegurarnos de que sería aceptable para la gran mayoría de la población". La ropa con la que visten a la marioneta representa a un amplio espectro étnico. "Y siempre va vestida como lo haría un niño de 6 años, como cada niña afgana, lleva un pañuelo junto a su uniforme del colegio, pero no lo usa siempre cuando sale de la escuela".

Desde Sesame Workshop quieren pensar en Zari como en un ejemplo a seguir, un modelo que se lanza desde el programa más visto en Afganistán por los niños de entre tres y siete años (el 81% según la organización) y que cuenta con la financiación del Departamento de Estado de EE UU desde la primera temporada. Para esta ONG educativa, su trabajo en el país asiático desde 2011 se basa en la creencia de que "la educación de los niños determina el futuro de un país". Pretenden fomentar aquellas capacidades y valores que den a las futuras generaciones las mayores oportunidades de éxito.

El programa se basa precisamente en eso, como apunta la propia institución: "Dar clases de alfabetización, matemáticas y habilidades para la vida a millones de niños afganos, con el énfasis puesto en la eduación de las niñas y la conciencia cultural. La necesidad es enorme. Menos de dos tercios de los niños afganos van a la escuela primaria, la cifra es aún más baja para ellas".

Quint afirma que Baghch-e-Simsim ha sido una gran plataforma para la educación informal en Afganistán: "El grupo MOBY (dueño de los dos canales en los que se emite el programa, Tolo y Lemar TV) está comprometido a promover el empoderamiento de las niñas y la educación para todos". En Afganistán, la juventud representa el 70% de la población: "Siempre decimos que los jóvenes son el futuro de un país, pero es aún más cierto en el contexto de ese país. Esperamos que esto sirva para tener una sociedad más igualitaria".

Un futuro más equilibrado para el que Zari acaba de llegar pero que ya cuenta con otras pequeñas luchadoras. Khokha, en Egipto; Chamki, en India; o Kami, en Sudáfrica, que fue presentada al mundo en 2002 como el primer muppet con VIH. Desde entonces promueve no solo el conocimiento sobre el virus, sino la batalla contra la discriminación. Zari, Khokha, Chamki, o Kami, todas ansiosas por aprender, todas también creadas con el mismo propósito: educar.

Comentarios

Mujeres como tú necesita el mundo, que muestren como es a través de la cultura que se dan las transformaciones sociales, excelente tu artículo
Ojalá que Zari signifique un cambio positivo para la niñez afgana, que tanto ha sufrido desde hace tantos años!

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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