Katy Perry gana una batalla judicial a unas monjas

Katy Perry alcanza la gloria. Hace tres años la cantante se empecinó en comprar una propiedad en las colinas que separan Silver Lake de Griffith Park, en Los Ángeles. En el terreno, de más de 2.000 metros cuadrados, está situado un convento de estilo italiano de las monjas del Inmaculado Corazón de María y un lugar de retiro para curas. Y aunque la intérprete de Roar le ofreció a las cinco monjas 13 millones de euros por la propiedad no logró finiquitar el negocio con ellas, quienes prefirieron venderlo a la promotora y restauradora inmobiliaria Dana Hollister, argumentando que la cantante “violaba sus creencias”. Ahí empezó el pleito. A la estrella no le cayó en gracia que no le quisieran vender la propiedad y por otro lado la archidiócesis de Los Ángeles reclamó que el terreno es de ellos y que las monjas no tienen derecho a venderlo. La batalla llegó a los tribunales el pasado junio y ayer la juez de la Corte Suprema de Los Ángeles Stephanie M. Bowick le dio la razón a la archidiócesis y a Perry e invalidó el acuerdo de compra argumentando que las monjas no tenían autoridad para venderlo.

La decisión abre la vía para que la artista finalice la adquisición del monasterio situado en el acomodado barrio de Los Feliz. La archidiócesis toma la victoria con alegría pues la oferta en efectivo de Katy Perry era mejor que la que había hecho la inmobiliaria, y, además, porque los curas podrán seguir yendo al lugar de retiro durante los dos próximos años mientras son recolocados en un nuevo edificio que se compraría con cuatro millones de la oferta de la cantante. Un lugar que ya ha sido elegido, y sería gestionado por las monjas.

Las hermanas del Inmaculado Corazón de María sin embargo, seguirán dando la batalla contra la cantante, hija de pastores protestantes: "Hasta donde sé, nada ha terminado", dijo su abogado, John Scholnick, citado por el diario Los Angeles Times. En el pasado las religiosas ya había declarado a The New York Times que la razón por la que elegían a Hollister por encima de Katy Perry, es porque la primera les permitiría gestionar el negocio por encima de la archidiócesis. Un sentimiento que chocaba con otros rumores que aseguraban que la inmobiliaria convertiría el convento en un hotel boutique de lujo.