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Isaac Mizrahi muestra sus obsesiones

El diseñador del tecnicolor y amigo de Naomi Campbell, Kate Moss, Cindy Crawford y Helena Christensen presenta su obra en Nueva York

Algunos de los diseños de Isaac Mizrahi que se muestran en el Museo Judío de Nueva York.
Algunos de los diseños de Isaac Mizrahi que se muestran en el Museo Judío de Nueva York.

De niño Isaac Mizrahi entraba a escondidas en el dormitorio de sus padres y le cogía dinero a su madre. Calderilla con la que se iba a comprar telas. A los cuatro años ya observaba cada combinación de colores de su madre, las texturas, los arreglos que ella hacía a sus ropas. A los 17, en 1988, Mizrahi presentó su primer desfile en los almacenes neoyorquinos Bergdorf Goodman. Una entonces casi desconocida Linda Evangelista fue su musa y modelo y desfiló vestida de arriba abajo en todas las tonalidades posibles de naranja.

El diseñador Isaac Mizrahi.
El diseñador Isaac Mizrahi.MUSEO JUDÍO DE NUEVA YORK

Color, telas y mujeres. Casi 30 años después, las obsesiones de Isaac Mizrahi son el eje central de la exposición que le dedica el Museo Judío de Nueva York. “No es una retrospectiva, sino una visión general”, apuntaba el diseñador durante la presentación, abrumado por este homenaje a su carrera que han tardado más de tres años en terminar, después de recorrer sus infinitos archivos.

En la pared de bienvenida, más de 300 trozos de tela organizados por colores, cual mosaico. Solo una pequeña parte de los cientos de miles de telas que empezó a coleccionar de pequeño y guarda pegados en papeles con velcro “para usarlos y devolverlos después a su lugar original”. Mizrahi ha dedicado su carrera como diseñador a intentar captar en sus ropas el tecnicolor de las películas que veía en su infancia. “El color es el mayor lujo que existe. Te afecta en un nivel profundo y emocional. Si aciertas con el color, tienes todo. Si te equivocas, se convierte en una distracción”, dice.

Con sentido del humor y una mirada arcoíris y flúor, Mizrahi revolucionó la moda en los años noventa, antes de que el minimalismo se apoderara de las pasarelas y la calle. Convirtió sus desfiles en grandes eventos sociales. En grandes shows en los que contaba con todas las top models del momento, de Naomi Campbell a Kate Moss, Cindy Crawford y Helena Christensen, mientras sus amigos aplaudían desde la primera fila: Sarah Jessica Parker, Eartha Kitt, Liza Minnelli, André Leon Talley… Un momento de éxito que captó el documental Unzipped, sobre su colección de 1995, y que le convirtió a él en una estrella pop e instantánea.

Mizrahi siempre ha entendido la moda “como una forma de entretenimiento”. Un medio para contar historias como las que consumía vorazmente en el cine. De las películas sacó sus grandes inspiraciones, ideas que luego pasaba al papel en bocetos llenos de color, que aún sigue dibujando. “Es mi parte favorita del diseño, y también la más horrible. Porque cuando empiezo, no paro y me pierdo en ellos”, dice en la muestra, donde están expuestos en la pared solo una mínima parte de su trabajo de tres décadas.

En 1998, se vio obligado a cerrar su firma, pero en 2002 regresó con una colaboración con la cadena de tiendas Target y empezó a crear vestuario para óperas y ballets. Alguien que siempre se describió como encantador de multitudes y contador de historias, encontró su medio. Por un lado, haciendo asequibles sus diseños a todo el mundo en Target; por otro, creando fantasías en el escenario a través de telas.

El diseñador Isaac Mizrahi y la actriz Sarah Jessica Parker, en febrero de 2015.
El diseñador Isaac Mizrahi y la actriz Sarah Jessica Parker, en febrero de 2015.cordon press

Ahora, aunque alejado de la primera fila de la industria, sigue trabajando sin parar. Tiene un programa semanal de televisión por cable, prepara otro programa y una colección para una firma canadiense, y trabaja en sus memorias que espera publicar en 2017. Además, está intentando llevar al teatro la película de Ingmar Bergman El ojo del diablo. Y esta exposición le sitúa de nuevo en un lugar privilegiado en la moda. Un lugar singular, irreverente y pionero que va más allá del diseño y en el que Mizrahi se siente por fin a gusto: “Según avanzo hacia el ecuador de mi carrera y la neurosis sobre mi trabajo se agudiza, también lo hace el placer que saco de lo que hago”.

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