El viento en el pelo
Un millón de mujeres se han sumado a la campaña My stealthy freedom para reivindicar el derecho a llevar, o no, el velo islámico, compartiendo sus imágenes en Internet sin él
Pocas cosas me emocionan, pero reconozco que hoy se me han llenado los ojos de lágrimas. Abandono los kardashianismos y otras frivolidades por lo que de verdad importa: la fuerza de casi un millón de mujeres que se han sumado a la campaña My stealthy freedom (Mi libertad silenciosa) para reivindicar el derecho a llevar, o no, el velo islámico– obligatorio en Irán desde la revolución de 1979–, compartiendo sus imágenes en Internet sin él.
Su protesta es hermosa y emocionante. Son mujeres que quieren sentir el viento en su pelo. Nada que ver con las fotos de las estomagantes ninis multimillonarias que se autopromocionan ligeras de ropa para reivindicar… nada. Las mujeres iraníes se retratan al descubierto, alzando el velo, convertido en una ráfaga del mismo aire. Arriesgando mucho por un pequeño gesto. Una foto.
Mientras estas mujeres se juegan sus escasas libertades, desde Occidente, grandes firmas de la moda y la distribución se lanzan a la conquista de nuevos mercados que estiman en 500.000 millones de dólares para 2019. Burkinis, hiyabs y túnicas hasta los pies. No se cuestionan la moralidad de un producto, solo la cuenta de resultados. Pero todavía quedan voces que también se alzan al viento.
“¡Renunciad a la pasta, tened principios!”. Pierre Bergé, mecenas, editor, empresario, activista, coresponsable de la firma Yves Saint Laurent y compañero de vida del diseñador ha alzado su voz indignada a las ondas de Europe 1, con el periodista Jean-Marc Morandini. “Estamos aquí para hacer bellas a las mujeres. No las encerremos tras los velos, como en una cárcel. En la vida, hay que alinearse del lado de la libertad”.
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