Futuras mujeres, no princesas
Alegato contra el 'princesismo' que padecen casi todas las niñas a determinada edad
Tener hijos te hace vivir rodeado de contradicciones. Les decimos que no coman muchas chuches mientras nos las comemos nosotros en el trabajo. Les reñimos a gritos porque gritan demasiado. Ahora mismo, estoy escribiendo un alegato contra el princesismo que padecen casi todas las niñas a determinada edad, minutos después de haberle comprado a Natalia por su quinto cumpleaños un disfraz de Elsa, una de las princesas protagonistas de Frozen, el último pelotazo Disney.
Los disfraces de princesas son muy bonitos. Lo que no me gusta nada es la imposición del rosa, como ya he contado alguna vez, y de sus elementos asociados en el mundo infantil. Tanta lucha por la igualdad en todos los ámbitos sirve de poco cuando desde tan tierna edad, todo, anuncios, disfraces, juguetes, dibujos animados, siguen inculcando que hay cosas de niños y cosas de niñas. Por mucho que les enseñes en casa que no es cierto, los compañeros del cole tiran mucho más.
Por eso me gustó tanto el proyecto Not just a girl, de la fotógrafa estadounidense Jaime C. Moore, que se hizo muy popular hace casi un año con las instantáneas de su hija Emma, por su quinto cumpleaños, caracterizada como distintas mujeres famosas en la historia por sus logros y no por su físico o por ser consortes de un hombre conocido. Ahora, cerca del sexto cumpleaños de la pequeña, Moore me cuenta que está eligiendo ya más mujeres que sirvan de modelo para nuevas fotos.
En realidad, Natalia, de casi cinco años, y Elisa, de casi tres, no son demasiado princesas, comparadas con otras niñas conocidas. No sé si por influjo de su hermano mayor, David, de seis años y medio, al que le gustan mucho las actividades físicas y las construcciones, y al que quieren imitar en todo; o porque tampoco les ponemos muchas películas. Eso sí, les gusta disfrazarse con su vestido rosa y ponerse las alas de mariposa, para revolotear por casa y hacer de hadas con poderes tan extraños como convertir el olor de la caca en una fragancia agradable. Elisa es aún pequeña, pero Natalia tiene de vez en cuando un ramalazo monárquico, y , de ahí que le hayamos encargado el disfraz de Elsa, que le entusiasma.
Jaime C. Moore me cuenta que a su hija Emma también le gusta, por supuesto, el princesismo, aunque en su caso, suele combinar fantasía, realidad e incluso animales. Por ejemplo, en el último Halloween, mezcló a la reina Isabel con Mérida. "Al principio, quería ser la reina Isabel, y cuando ya teníamos el disfraz comprado con sus accesorios, decidió que quería ser también Mérida, así que llegamos a un acuerdo. Fue una fiera reina Isabel con pelo rojo, arco y flechas", me cuenta por correo electrónico.
Esta fotógrafa especializada en reportajes de bodas y familiares explica en su web que aunque le encantan las princesas Disney, quería que su hija conociera y admirara a mujeres reales que han cambiado su vida a mejor. "Mi hija no ha nacido en la realeza, pero ha nacido en un país donde ahora puede votar, convertirse en médico, piloto, astronauta o incluso en presidente si ella quiere, y eso es lo que de verdad importa".
Las instantáneas de su proyecto Not just a girl, que reproduzco en este artículo, se hicieron muy populares el año pasado y fueron reproducidas en multitud de blogs. Moore, que vive en Austin (Texas), ha emprendido una campaña de recaudación de fondos para ampliar el proyecto. "Hemos recibido cientos de cartas, llamadas y mensajes de mujeres y hombres de todo el mundo. Nuestra esperanza es ampliar la serie fotografiando a docenas de niñas, alcanzando a todas las etnias y culturas, y a mujeres que inspiren de cualquier parte del mundo". También pide a los lectores que visiten su página de Facebook.
La primera serie está compuesta por seis pares de fotos. Las cinco primeras son de cinco personajes históricos y de Emma caracterizada como ellas. Tres son muy famosas internacionalmente: la piloto Amelia Earhart, la primera mujer en atravesar en solitario el Atlántico; la naturalista Jane Goodall, famosa por su trabajo con los chimpancés en África; y la diseñadora Coco Chanel. Las otras dos son más conocidas en Estados Unidos: la feminista y sufragista Susan B. Anthony, y la escritora y oradora sordociega Hellen Keller, cuya historia se contaba en la película El milagro de Anna Sullivan.
"Hay muchas razones por las que elegí a estas cinco mujeres increíbles", me explica. "Son muy diferentes en cómo vivieron sus vidas y en cómo cambiaron las nuestras para mejor. Una cosa importante para mí era la forma en la que estas mujeres increíbles superaron obstáculos y perseveraron para cambiar sus vidas simplemente porque querían hacerlo... Amelia quería pilotar un avión (en los años veinte del siglo pasado), así que lo hizo. No dejaron que las "reglas" sociales dirigieran sus vidas, levantaron la barrera y nosotros debemos continuar haciéndolo". También, y desde un punto de vista práctico, buscaba mujeres de las que hubiera fotografías que "sentía que pudiera recrear, por su forma de vestir, etcétera".
Cualquiera con hijos de la edad de Emma habrá sufrido en sus carnes la dificultad de que posen para sacarles una foto en condiciones, sin muecas, ojos cerrados, manos por delante de la cara, aburrimiento... ¿Cómo consiguió Moore implicar a su niña en este proyecto? "Emma es una niña muy creativa e independiente. Le había dicho muchas veces que tenía que sacarle fotos por sus cinco años, y cuando le propuse la idea de hacer algo completamente diferente, se entusiasmó. Lo pasamos muy bien eligiendo el vestuario, y a través de cada retrato, le contaba sobre cada mujer". Amelia Earhart parece que fue su favorita, seguida muy de cerca por Jane Goodall. "La idea de vestirse como la primera mujer piloto que atravesó sola el Atlántico la emocionó. Me encanta su expresión facial en esa foto, la saqué mientras la vitoreaba: '¡Emma, estás pilotando un avión, tú sola, sobre el océano!'. Veo en sus ojos tanto orgullo y confianza...", dice Moore. "Creo que Emma lo vio como una experiencia positiva y divertida, pero también parece que recuerda los nombres de las mujeres y por qué son conocidas, lo que me hace sentir bien".
Las fotos basadas en modelos históricas son preciosas, pero también me gusta, y mucho, la última de la serie, la campaña de Emma para presidenta de Estados Unidos, en 2044:
Como escribe Moore en el pie de foto, dejemos a un lado por un momento las barbies y las princesas, y enseñemos a nuestras niñas las mujeres reales que pueden ser. ¿Os animáis?
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