_
_
_
_

Domingo. Siete de la mañana y niños

Relato de la ardua tarea de conseguir que los más pequeños duerman un poco más los fines de semana

Clara Blanchar

Un domingo cualquiera. Siete de la mañana. Suena la radio despertador. La apago en un nanosegundo. Juro que es un nanosegundo. Demasiado tiempo.

-¡Mami!- desde la habitación de al lado.

Lo ha oído. Tanta otitis, tanta otitis… para que luego digan que pierden oído.

-¡Mami!

Pienso: lo mejor es no contestar.

-¡Mamiiiiiiiiiiiiiiii!

No cuela.

-¡Maaaaaaaaaaaaaaaamiiiiiiiiiiiiiiiii!

Quién le habrá dado este pito a la niña….

-¡Maaaaaaaaaaaaamiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

-¿Qué?

-¡Ven!

-Ven tú.

-Que no, que quiero que vengas.

-Duerme un ratito más, anda. Que es muy pronto.

-Que vengas.

-Cierra los ojos y duerme un ratito, anda.

-Es que no tienen sueño y se abren solos.

-Pues piensa algo bonito y luego me lo cuentas.

-¿Y qué pienso?

-Cosas.

-¿Qué cosas?

-Pues cosas. O si no, coge un cuento y te lo miras.

Silencio.

-Mami, te he dicho que vengas inmediatamente.

¿Quién le habrá enseñado esta expresión?

-¡In-me-dia-ta-men-te!

¡Será repelente la tía!

-Mami, me estoy empezando a mosquear.

¿De verdad digo yo todo esto?

-Cuento hasta tres. Unoooooooo, doooooooos, dos y medioooo

En este punto comienzan los malos pensamientos, tipo “yoesquelamato”. Me acuerdo de mi madre, que para ganar unos minutos nos ponía una hilera de galletas en el borde del mármol de la cocina. ¿Por qué siempre me olvido?

Silencio. ¡Bien! Un segundo, dos, tres…

-¡Mamiiiiiiiiiiiii!

Ya me extrañaba a mí. Le toco el hombro al padre.

-Porfa, ves tú.

No contesta. Claro. Se hace el dormido. Como yo hace tres minutos.

-Vengaaa, ves tú.

-Está pidiendo a la mama, no al papa.

Qué listo. Hay que joderse. Recurro a la traición.

-Ahora viene el papa, cariño.

-¡Yo quiero la mamiiiiiiiiiiiii! ¡Mamiiiiiiiiiiiii!

Como siga gritando así, despierta a la de ocho meses.

-Bua.

Efectivamente. Ahora sí que la hemos cagao.

-¡Shhhhhhhht! ¡No ves que vas a despertar a tu hermana!

-¡Que vengaaaaaaaas!

-¡Buaaaaaaaaa!

Estamos perdidos. Hay que hacer un biberón a toda prisa o esto se puede poner feo de verdad.

Me levanto, asomo la cabeza al cuarto de las niñas. Le doy un beso a la de tres años, un buenos días y un mira-que-eres-pesá. Le pido que se espere en nuestra cama, que le voy a hacer un bibe a la de ocho meses. La cojo. Más besitos. Esta niña va muy meada, pienso.

La cambias tú y yo le hago el bibe?

-Vale.

El padre se levanta. Se la doy. Me voy a la cocina. Tres minutos después, la foto que ilustra este post. Son las siete y veinte de la mañana.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_