El miedo a perder ahoga la belleza

“Si le digo a mi entrenador que pienso jugar la Indo-Benoni creo que me hubiera regañado”, confesó Fabiano Caruana tras firmar un empate con Aronián que podría haber sido una joya de valor histórico. El ítalo-estadounidense tenía aún el sinsabor del tremendo error cometido en la víspera cuando disponía de una posición ganadora ante Véselin Topálov en la jugada 41, ya pasado el control de tiempo. Por cierto, no buscó excusas fáciles en cuanto a lo ocurrido el martes: “Era perfectamente consciente de que ya habíamos hecho 40 jugadas y de que tenía mucho tiempo. Pero pensé que ganaba de cualquier manera y cometí uno de esos errores que duelen mucho. Pero enseguida cambié a la mentalidad de seguir luchando”.

Y por eso jugó la Indo-Benoni. Pero entonces cometió una incoherencia: en lugar de entregar un peón a cambio de tomar la iniciativa con negras, lo que va en el espíritu de esa defensa, optó por una continuación menos agresiva, lo que Aronián aprovechó para lanzar un ataque furibundo, entregando tres peones para atacar al rey. Caruana volvió a optar por la prudencia, repitiendo jugadas para forzar el empate; y todo indica que esta vez sí acertó, porque sólo una sucesión de jugadas negras muy precisas hubiera parado el ataque.

Pero unos minutos después de la firma del armisticio, en la conferencia de prensa, Aronián sorprendió a todos con una idea loca que no se atrevió a ejecutar en la partida; un ataque a la bayoneta que -de acuerdo con los análisis de las máquinas que calculan millones de jugadas por segundo- hubiera situado a Caruana en una posición inferior, muy difícil de defender con el reloj en marcha. Y además habría sido una partida merecedora de un premio de belleza (el análisis de la partida está enlazado al final de esta crónica).

La primera condición para entregarse al alto riesgo es la confianza en uno mismo, justo lo que Topálov no tiene en este momento. Por eso, tras lograr ventaja de apertura frente al líder, Kariakin, el colista no quiso entrar en un atractivo sacrificio de caballo que le hubiera dado un ataque muy peligroso. Hace unos años, el búlgaro de Salamanca no lo habría dudado. Hoy ni siquiera lo ha citado como una posibilidad en la rueda de prensa.

Y aunque uno confíe en sí mismo, arriesgar implica ser plenamente consciente de que quien no lo hace nunca tiene muy pocas posibilidades de ser campeón del mundo, o incluso aspirante. Y empiezan a surgir serias dudas sobre si Anish Giri lo sabe. El veinteañero holandés creía que había quedado algo peor con blancas ante Péter Svídler, cuando en realidad no era cierto. Poco después, su posición era claramente ventajosa, pero la continuación que hubiera puesto contra las cuerdas al heptacampeón de Rusia (20 d5!) implicaba cierto riesgo y un cálculo exacto. Como Giri había consumido demasiado tiempo para llegar hasta ahí, optó por lo más sólido, y las tablas llegaron enseguida.

También existe el empate balsámico. Anand y Nakamura coincidían en desearlo para restañar las heridas recientes, y no tardaron en firmarlo. La quinta ronda ha dejado las cosas como estaban en cuanto a la clasificación, pero la tensión sigue subiendo. Y los aficionados han vuelto a comprobar que el empate no es sinónimo de aburrimiento.

Clasificación: 1º Kariakin 3,5 puntos; 2º Aronián 3; 3º-6º Caruana, Giri, Anand y Svídler 2,5; 7º Nakamura 2; 8º Topálov 1,5.