Su uso para la fabricación de perfumes es casi tan antiguo como su existencia. De izquierda a derecha:
Rose Splendide, de Annick Goutal, 87 euros. Potencia la dimensión verde de la flor.
Rose d’Été, de Les Parfums de Rosine, 105 euros. Antes de proceder al destilado de la rosa amarilla, de la que se extrae este perfume, tiene que haber florecido por completo.
Rose de Taif, de Perris Monte Carlo, 125 euros. En esta ciudad de Arabia Saudí se elabora aceite de la rosa damascena, muy fresca y de fragancia sofisticada, desde la época otomana.
Sa Majesté la Rose, de Serge Lutens, 100 euros. Combina tres variedades de esta flor: la turca, la búlgara y la marroquí.