A por la lengua escrita
El desarrollo de la tecnología y la informática es un fenómeno concebido para facilitar el día a día de sus usuarios. Sin embargo, no todo es bueno. Una de las principales víctimas de esta nueva época tecnológica es la palabra escrita. Desgraciadamente, con el nacimiento de editores de texto, programas de mensajería instantánea y diarios digitales, cada vez peligra más una gran parte de nuestra cultura. Y aunque el desarrollo como sociedad científica es imparable, el Estado debería hacer algo para intentar preservar nuestra lengua escrita.
El estado obsoleto de los fondos de las bibliotecas públicas, la falta que estas tienen de libros sobre nuevas áreas del conocimiento y el elevado coste del correo postal —y también el de los libros impresos— son los principales factores que ponen en riesgo tan preciada parte de nuestra cultura. Este es el nuevo y frívolo paisaje que pinta una sociedad enfocada primariamente al contenido audiovisual; una sociedad acelerada que etiqueta hoy de arcaico lo que anteayer fue vanguardista. Me pregunto si el precio de la evolución de nuestras ciencias es realmente la involución de nuestra cultura.— Cristina Castro.
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