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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Se esfuman las esperanzas de paz en Sursudán

Lejos quedan las fiesta de la independencia y la unidad de Sursudán / Foto político.eu
Lejos quedan las fiesta de la independencia y la unidad de Sursudán / Foto político.eu

El presidente de Sursudán, Salva Kirr, comenzó el año pidiendo perdón a los ciudadanos de su país por los sufrimientos padecidos durante la guerra civil que se ha prolongado por algo más de dos años. Al mismo tiempo, anunció la formación de un gobierno de transición de unidad nacional en el que estarían presentes los rebeldes fieles al Riek Machar y otros grupos políticos de la oposición. Ahora todo esto salta por los aires; y parece que se debe un plan bien orquestado por Kirr que solo está interesado en el poder sin preocuparle para nada la paz en su país.

El 8 de enero, Festus Mogae, ex presidente de Botsuana, y líder de la Comisión conjunta de seguimiento y evaluación (JMEC), el organismo establecido por la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo de África oriental (IGAD) para supervisar la implementación del acuerdo de paz en Sursudán, anunciaba la composición del nuevo gobierno, en el que Machar recuperaba su posición de vice presidente de la que fue destituido en julio de 2013. Del mismo modo, 50 diputados nombrados por los rebeldes eran admitidos en el parlamento nacional.

Solo faltaba por conocer los nombres de los 10 ministros que le correspondían al Sudan People’s Liberation Movente in Opposition (SLPLM/IO), como se hacen llamar los rebeldes, y conocer la fecha en la que Machar llegaría a la capital, Juba, para tomar posesión de su cargo. El JMEC había señalado como fecha límite para la formación del nuevo gobierno de transición el sábado 23 de enero.

Sin embargo, el domingo 24 de enero se conocía que los rebeldes se negaban a mandar el nombre de los ministros y, además, acusaban a Kirr de establecer unilateralmente 28 nuevos estados, en lugar de los 10 existentes hasta el momento, reservándose el derecho a nombrar a sus gobernadores, lo que, según ellos, viola el tratado de paz firmados en Addis Abeba en agosto de 2015 entre las dos partes.

Festus Mogae ya había advertido al gobierno de Juba de que el rediseño de los estados que forman el país podría poner en peligro los acuerdos alcanzados con tanto esfuerzo diplomático, entre ellos las amenazas de sanciones y embargos por parte del presidente estadounidense Barack Obama,

Según VOA, el portavoz del presidente Kirr, Ateny Wek Ateny, exculpa al gobierno de Juba, al mismo tiempo que afirma que Kirr no echará marcha atrás en la creación de los 28 estados porque tiene el respaldo de la mayoría del pueblo sursudanés.

El tema de los nuevos estados no es un asunto que carezca de relevancia ya que las nuevas fronteras regionales aseguran el control por parte de los dinkas de las zonas más estratégicas del país. A esta tribu pertenece el presidente Kirr, mientras que Machar es nuer, el segundo grupo étnico en Sursudán. Por eso el SLPLM/IO acusa al gobierno de Juba de mala fe y de no ser serio cuando habla de paz para el país.

Todo indica que la guerra en Sursudán, que desde que comenzó en diciembre de 2013 ha causado miles de muertos, ha obligado a más de 2.3 millones de individuos a abandonar sus hogares, sobre todo de los estados donde se concentra el petróleo de Sursudán: Unity, Upper Nile y Jonglei, ha provocado que unos 4.6 millones de personas necesiten de ayuda humanitaria urgente para poder sobrevivir y ha arruinado la economía, está a punto de reanudarse. Pero está vez no será solo una lucha entre el ejército leal a Kirr y los rebeldes fieles a Machar.

Foreign Policy apunta a que la vuelta del conflicto provocara la aparición de nuevos actores. Señala el ejemplo de la tribu shilluk, heredera de un antiguo reino, con una organización muy jerárquica y tercer grupo étnico en el estado rico en petróleo de Upper Nile. Los shilluk son leales a ellos mismo y a su tierra antes que a ninguna entidad política. Son conscientes de que las ricas tierras inundábles del Nilo han hecho por ellos más que cualquier gobierno.

Durante la pasada guerra civil, el pueblo shilluk ha intentado mantener el equilibrio entre los dos grupos. Aunque por más de un año su principal milicia, conocida como los agwelek, apoyaron al gobierno de Juba, en abril de 2015, cuando Kirr anunció por primera vez su plan de dividir el país en 28 estados, los líderes de este pueblo vieron las nuevas fronteras administrativas como una excusa para mermar el control de su territorio. Como consecuencia, el principal general de los agwelek, John Uliny, decidió cambiar de bando y aliarse con Machar. Quedaba claro, que los líderes shilluk no tenían aspiraciones políticas sino que su única intención era defender su tierra.

Los agwelek no tienen gran entrenamiento militar pero si armas, la mayoría suministradas en un primer momento por el gobierno de Juba; sin embargo, en los últimos meses han demostrado su determinación a la hora de defender su territorio. A finales de octubre de 2015 secuestraron tres barcazas de Naciones Unidas en el río Nilo y un número desconocido de soldados de la fuerza de paz, además de 55.000 litros de combustible. Más tarde los efectivos de la ONU fueron puestos en libertad.

Los Shilluk amenazan con desestabilizar el noreste del país, que contiene importantes campos petrolíferos, si no obtienen la autonomía que demandan. Consciente de este hecho, el gobierno de Juba ha estacionado tropas y helicópteros alrededor de los campos petrolíferos de Paloich, en Upper Nile.

Además de los agwelek, al inicio de enero, jóvenes armados pertenecientes a la tribu munda bloquearon la comunicación entre Juba y Bahr el-Ghazal, en el noroeste del país, para protestar por la división del estado de Equatoria central.

Por su parte comunidades en Aweil West County, en Bahr el-Ghazal, protestan contra su integración en el nuevo estado de Lol.

Fuentes de la Misión de la Naciones Unidas en Sursudán (UNIMISS) afirman que hay muchos otros grupos étnicos y milicias preparados para luchar contra el gobierno si no se retira el plan de dividir el país en 28 estados.

Por su parte, en las últimas semanas, ACNUR ha constatado un gran aumento en el número de refugiados sursudaneses que cruzan la frontera con Uganda huyendo de conflictos que tienen lugar en puntos que hasta el momento se habían mantenido relativamente seguros, como la capital Juba, o estados del sur.

Foreign Policy también advierte que es posible que grupos pertenecientes a una misma etnia, especialmente nuers, algunos de ellos aliados en su lucha contra o a favor de Kirr, también empiecen a luchar entre ellos mismos para tomar ventaja de las nuevas divisiones. Así el conflicto se convertiría en uno al interno de cada una de las tribus, lo que beneficiaría a los dinkas que son fieles aliados del actual gobierno de Juba.

Parece que Kirr tiene muy claro lo que pretende con esta división del país: enfrentar a sus enemigos entre sí, especialmente a los nuer. El presidente ha ofrecido mejores tierras a los grupos de esta tribu que le ha sido fieles durante la contienda, frente a la mayoría que apoyó a Machar. Ahora, parece que todo está dispuesto para que las distintas comunidades de esta etnia luchen entre ellas por conseguir mayor poder. Un ejemplo clásico de la máxima clásica “divide y vencerás”.

Todo esto demuestra que a Salva Kirr no le interesa nada la paz, ni el sufrimiento de su pueblo, solo el control del país y el poder que ello le da, por eso está desaprovechando la oportunidad que se le ofrecía para terminar con el conflicto.

Comentarios

Parece que haya territorios que , por desgracia, padecen de conflictos crónicos que no se solucionan nunca; no se puede pedir lecciones de matemáticas a quien todavia le cuesta sumar y esto le pasa a estos países, queremos que se conviertan en países democráticos y ellos todavia están pensando en sus tribus y de qué forma pueden favorecerse unos u otros. Hemos abandonado a la gente que los habita, no su riqueza, que, por supuesto, se sigue expoliando, pero sí a sus gentes y es es lo que habría que remediar para que todas estas guerras se acaben de una vez; la verdad es que se merecen otra forma de vida.
Parece que haya territorios que , por desgracia, padecen de conflictos crónicos que no se solucionan nunca; no se puede pedir lecciones de matemáticas a quien todavia le cuesta sumar y esto le pasa a estos países, queremos que se conviertan en países democráticos y ellos todavia están pensando en sus tribus y de qué forma pueden favorecerse unos u otros. Hemos abandonado a la gente que los habita, no su riqueza, que, por supuesto, se sigue expoliando, pero sí a sus gentes y es es lo que habría que remediar para que todas estas guerras se acaben de una vez; la verdad es que se merecen otra forma de vida.

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