La lencería conquista la calle
Las barreras entre lo íntimo y lo público se difuminan mientras la moda reafirma su poder de seducción
Han pasado 30 años desde su estreno en 1986 y la secuencia no ha dejado de encabezar los ránkings de los momentos más sexis de la pantalla: el striptease de Kim Basinger en la película Nueve semanas y media con el apoyo vocal de Joe Cocker y la mirada cómplice de Mickey Rourke. El realizador Adrian Lyne se anotaba otro tanto, después de Flashdance, como hábil alquimista a la hora combinar erotismo, estética sofisticada e imagen publicitaria en la pantalla siguiendo las huellas estéticas que fotógrafos como Helmut Newton y Chris von Wangenheim habían experimentado con éxito en la década de los setenta.
Desde los voluptuosos saltos de cama de Jean Harlow en Cena a las ocho (George Cukor, 1933) y gracias al oficio del diseñador Adrian, uno de los constructores del glamour de Hollywood, moda íntima y cine sellaron una sociedad objeto de atención general. Más de medio siglo después, Kim Basinger coronaba este consorcio en la pantalla con el permiso de Elizabeth Taylor y Gina Lollobrigida, dos actrices que habían hecho de la combinación un vestuario básico e icónico en sus películas más celebradas.
Las barreras entre lo íntimo y lo externo en la moda han pasado a ser en las últimas décadas una zona permeable y de felices encuentros sobre la pasarela, la escena musical o la alfombra roja. Las colecciones para este verano 2016 apuntan como una de las tendencias estrellas de la temporada la vuelta del vestido-combinación de líneas minimalistas en firmas como Calvin Klein —uno de sus pioneros junto a Helmut Lang— o Saint Laurent.
Como sostén publicitario ha contado con el apoyo de la siempre activa clase It Girl: Desde una Rihanna, sin duda una de sus más fervientes promotoras, la encantadora Lily-Rose Depp, siguiendo los pasos de mamá Vanessa Paradis, o Zoe Kravitz, la hija de Lenny Kravitz y la actriz Lisa Bonet tratando de abrirse paso en esas aguas contaminantes entre moda, cine y celebrities.
Todas ellas refrendando la tendencia que en su día encabezara Kate Moss como la más alta jerarquía de ese reino nebuloso entre prendas exteriores e interiores y que Cindy Crawford inmortalizara como vestido nupcial de la mano de John Galliano para su boda con el empresario Rande Gerber. Victoria Beckham también puso de su parte con su llegada a las pistas de Wimbledon llevando un vestido-combinación color negro diseño de Marc Jacobs para Louis Vuitton que a punto estuvo de robar el protagonismo a los tenistas Andy Murray y Djokovic que disputaban la final del torneo.
Diseñadores como Gaultier dieron en su momento visibilidad y erotismo a la moda íntima con la revalorización del corsé y el apoyo de Madonna abriendo una brecha que siguieron otras estrellas del pop como Britney Spears, Christina Aguilera o Lady Gaga. Dita Von Teese también ha incidido en esa presencia pública de lo íntimo como bandera estética.
Creadores y protagonistas que estarán presentes en la próxima exposición que, bajo el título de Undressed: A Brief History Underwear, recogerá la evolución de la ropa íntima desde el siglo XVIII hasta nuestros días, en el Victoria and Albert Museum de Londres a partir de abril.
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