Para jurar pulse el botón
La automatización de los procesos ha traído grandes ventajas a la humanidad. Recuerden, si no, cuando hacíamos a boli y con calculadora la declaración de la renta. Lanzo aquí una modesta proposición para mejorar el funcionamiento de las sesiones constitutivas de las cámaras y ahorrarnos espectáculos dudosos, preñados (con perdón) de efusiones líricas y declaraciones equívocas, si no contradictorias (la voluntad afirmativa de quien la enuncia “por imperativo legal”, ¿acaso no se desmiente a sí misma?). Consiste en aplicar el sistema informático de votación al acto de juramento o promesa. El presidente del Congreso formula la pregunta legal y cada diputado puede votar sí o no, sin añadir nada de su imaginativa cosecha. Adquieren la plena condición de diputado los que voten sí. Los que voten no, o se abstengan, se van a su casa y que pase el siguiente de la lista. Barato, claro y eficiente. Y mucho menos cantoso.— Javier Calvo García.
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