Sueños de inmigrantes
SplitShire
Hace poco menos de una semana que hemos iniciado el año 2016. Este año, como todos los años, ha empezado con promesas y sueños. En 2015 ya se rompieron muchos de los que se pidieron en su momento. ¿Sabéis? Los inmigrantes también tenemos sueños. Algunos celebramos el año nuevo, otros no lo hacemos y nos arropamos en el calendario lunar utilizado por el islam; pero seguimos teniendo sueños, sueños que pedimos a todas horas y todos los días.
Los sueños que pedimos suelen estar relacionados con nuestra situación personal, social, administrativa y económica como tú. Los inmigrantes sufrimos los mismos problemas que los nacionales pero agravados por ser inmigrantes: algunos no tienen papeles y no encuentran el modo de ser documentados, otros tienen documentación pero no hay manera de que encuentren trabajo decente, porque trabajos indecentes, en estas fechas y por desgracia, los hay; otros piden que algún día haya una ley de homologación de títulos universitarios y profesionales a la altura de los años que vivimos y, que evite que un inmigrante con doctorado esté siete días a la semana realizando un trabajo que apenas le da para comer. A España le faltan muchas cosas por cambiar, cosas para todos; seamos inmigrantes o nacionales. La política española no está a la altura de los ciudadanos españoles de hoy en día; no responde ni se adapta a nuestras necesidades. No quiero entrar en la situación española porque daría mucho de que hablar y me alejaría del objeto del artículo.
Sueños hay muchos. Pero que valgan la pena pocos. La gente suele soñar con ser rica, con tener un cochazo, tener una novia, una casa maravillosa, un trabajo envidiable y hasta no levantarse de la cama a ser posible. Es el ansia de tener siempre más, más y más porque siempre se puede tener más. Como dijo un buen amigo: “vive, deja vivir y ayuda a vivir porque no se necesita mucho para hacerlo”.
Queremos que el 2016 sea un año en el que España al fin diseñe un plan nacional de integración, donde España al fin abra las puertas de la regulación de esos millones de inmigrantes esperanzados en conseguirlo alguna vez, que se permita el voto al inmigrante que quiera hacerlo, que la inmigración no sea vista como una amenaza, que los musulmanes sean reconocidos y vistos como iguales a los cristianos y demás religiosos, que los medios de comunicación cumplan sus códigos éticos porque a veces violan los derechos individuales, que en las elecciones y durante su mandato los políticos se acuerden de que los inmigrantes también escuchamos sus discursos y que muchos que una vez fuimos inmigrantes, hoy somos españoles y tenemos todo el derecho a ser escuchados e incluidos en los programas de los partidos.
Todo sueño empieza por una realidad. Y no toda realidad acaba en un sueño. Siempre he dicho que el proceso migratorio es difícil, aunque me quedo corto. Difícil es partir, difícil es venir, difícil es llegar y difícil es estar. Esta última etapa es sobre la que trata este bonito blog: la integración de los inmigrantes. ¿Sabéis qué? Los inmigrantes queremos integrarnos, queremos tener una óptima relación con nuestros vecinos y la comunidad que nos recibe, queremos hablar castellano de la mejor manera hasta el punto que no se nos note nuestra extranjería, queremos vernos iguales a los demás y que los demás se vean iguales a nosotros…queremos ser como tú.
Muchos dicen, promueven y fomentan discursos contrarios a la integración alegando que los inmigrantes no quieren integrarse. Integración no es sinónimo de eliminar nuestras diferencias, más bien conocerlas, respetarlas y saber vivir con ellas.
Que los inmigrantes queramos integrarnos no debe ser una noticia, porque se debería de suponer y transmitir. No hay nadie que llegue a un sitio en el que no le gustaría vivir cómodamente con sus vecinos y la gente que le rodea. Ser uno más entre tantos otros. Conocer a los demás y darse a conocer. Respetar sus tradiciones y valores y sentir que los demás conocen y respetan los tuyos. Esto es lo que significa integración; dar un poco de todos para conseguir una óptima convivencia (un nosotros) donde todos nos sintamos valorados, (re)conocidos, escuchados y respetados.
"Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas".
Discurso I have a dread (tengo un sueño) de Martin Luther King.Activista y uno de los principales líderes del movimiento para la defensa de los derechos humanos.
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