Cuestión de fe y de 'swag'. Así son los raperos cristianos
El rap cristiano existe. El 'reggaeton' cristiano también. Y no suenan del todo mal...
"Tribu Negra estábamos a punto de convertirnos en el grupo latino más importante de este país. Los primeros conciertos en España de Don Omar y Aventura los abríamos nosotros. Teloneamos a todos los grupos grandes de Latinoamérica que pasaban por aquí”, me cuenta el cantante de rap Ezequiel sobre sus días bajo el apodo de Morem Blacks. “No me arrepiento de mi época con la banda. Al resto de mis compañeros les sorprendió mucho que, estando como estábamos en una época tan dulce pera nosotros, decidiera abandonar el grupo. Pero respetaron mi decisión y todavía mantengo el contacto con ellos. No todos tendrían la fuerza de voluntad que yo tuve, apartándome del camino que me iba a llevar al éxito seguro para, en su lugar, abrazar a Jesucristo. Desde que Él me llamase, todo cambió”.
A estas alturas, y con un álbum de black metal atmosférico entre los cinco mejores discos de este año según Pitchfork, a nadie debería sorprenderle la existencia del rap y del reggeaton cristiano. Con la República Dominicana como principal cuna, esta mutación del hip hop y su impacto son mucho menos anecdóticos de lo que cabría esperar: sin ir más lejos, los vídeos de Apóstoles del Rap y Alex Zurdo superan ampliamente el millón de escuchas en YouTube. Aunque sus activos mastodónticos se encuentren en Latinoamérica, algunos inmigrantes dominicanos de religión evangélica afincados en España también intentan -como Ezequiel, el propietario de las palabras que abren este artículo- hacerse un nombre dentro del subgénero. “Quería ver si podía utilizar de forma constructiva la agresividad con la que solía cantar de joven para lanzar un mensaje positivo a la gente”, dice Ezequiel sobre la etapa musical de contenido netamente religioso que precedió a su conversión cristiana.
Su tema Todavía hay tiempo es revelador: Ezequiel ha encontrado en Madrid un potente aliado en su empresa de acabar con el diablo a base de beats y su nombre es Néstor Ortega. “El rap y el reggeaton son estilos de música censurados en algunos países de Latinoamérica”, recuerda Néstor, en cuya República Dominicana natal el reggeaton estuvo perseguido durante años.“Lamentablemente, esta música ha servido como plataforma para promover el sexo, las drogas y la violencia. Yo mismo, sin ir más lejos, y hasta que conocí a Jesús, usé este tipo de música para trasladar un mensaje negativo. Ahora, una de mis misiones con la música que hago es, por un lado, redimir el género y, por el otro, luchar contra los estereotipos”.
La intención de redefinir el género con sus álbumes es un sentimiento que comparten ambos cantantes, pues tanto uno como otro localizan la conflictividad del reggeaton únicamente en el fondo, nunca en la forma. “Las letras del reggeaton y del rap son malas, porque nos incitan a hacer cosas que no están bien. Pero la música es buena; son los estilos que mueven el mundo ahora mismo. Por eso no me gusta definir mi música como rap cristiano, porque esa etiqueta puede causar rechazo a un aficionado al rap que no sea creyente. Si a alguien con un perfil así le dices que vas a hablarle de Dios, seguramente no muestre interés, y yo quiero que mi mensaje llegue al máximo de corazones posibles”, confiesa en nuestra charla Ezequiel.
Si bien es patente que la ambición de estos artistas cristianos es tener una difusión masiva, pudiendo así llegar a los que se encuentran, señala Néstor, “en la perdición y sin propósito en la vida”, aseguran que su misión fidelizadora no se financia con la ayuda de ninguna organización. “Yo soy un músico totalmente independiente: trabajo, ahorro, y pago la producción de mis discos”, dice Ezequiel, que ya cuenta con tres referencias en el mercado. “Además, en el entorno del cristianismo evangélico, cantar rap cristiano es como intentar entrar con bambas a según qué discotecas: hay gente con la que comparto creencias que denuncia que use esta música para hacer llegar mi mensaje”.
Néstor Ortega, por su parte, cree que esta cerrazón se potencia exponencialmente en un país como España. “Yo diría que hay mucho potencial para exportar a otros países rap y reggeaton cristiano hecho aquí, pero el cristianismo español está aún en pañales. Aún hay puertas que se deben abrir, y el Señor se encargara de hacerlo. Él estará seguro levantando valientes que luchen contra todo pronóstico”.
Quizás el análisis más peliagudo consiste en valorar la utilidad o no de estas canciones como elemento aleccionador. “No creo que el rap lo sea todo, pero si que juega un papel muy importante en la evangelización de los jóvenes, porque consigue darles un giro radical hacia el mensaje de la cruz en sus vidas”, opina Néstor.
Para Ezequiel, por otro lado, más que cambiar vidas, considera que su música es capaz de salvarlas. “Quizás, alguien que esté pensando en quitarse la vida se tope con un vídeo mío en YouTube y se de cuenta de que ése no es el camino”. Pese a la convicción de estas últimas líneas, los marcadores de escuchas no distinguen entre quien se acerca al rap cristiano por fe y quien lo hace con cinismo. La inquietante combinación de bombo, caja y sermón religioso ha conseguido, en la mayoría de casos, que el subgénero sea ridiculizado de forma constante. “Que se burlen de tu música en Internet no molesta tanto como que quien te conoce te gire la cara, y más todavía cuando has sido, como he sido yo, una persona muy respetada en la calle”, relata, otra vez, Ezequiel, quitándole hierro al acoso al está sometido el género comparado con que alguien se cambie de acera al verte.
Sin el apoyo de plataformas estatales como televisiones y radios, dos medios que en Latinoamérica sí difunden música urbana con contenido cristiano, el hip hop evangelista hecho en España -y aunque sus valedores consigan girar dando bolos por toda la península- es más underground de lo que le gustaría a estos dos artífices. Pese a todo, el escenario más ansiado por ellos no es, como suele decirse, de este mundo. “Si Jesús hubiese vivido en nuestra época, nos usaría a nosotros, los músicos cristianos, para formar parte de sus multitudinarias cruzadas”, termina Néstor.“Mi deseo es poder llegar algún día a su trono y cantarle unas rimas, alabándole y dándole las gracias por todo lo que ha hecho por mi”. Amen.
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