Aquellos pequeños grandes hombres
Ya no quedan políticos de los de antes, de los de verdad. La palabra “estadista” ha quedado guardada en el cajón del olvido, de donde no se atisba que vuelva a resurgir. Qué nos queda de los Suárez, González, Juan Carlos o, incluso, Carrillo. Incluso a él haría bueno la clase política actual. Todos ellos, dejando a un lado los abismos políticos que los cercaban, sí se acercaban a la idea de Estado. Luchaban por sus ideales, dispares desde las raíces, pero sin olvidar a quiénes representaban y cediendo, en la medida de sus circunstancias, hacia un horizonte común.
Ahora mires a Cataluña, Andalucía o Madrid, todos comparten un objetivo: la portada. Querer ser el protagonista es el mayor mal de cualquier político, ya que se deja en un segundo plano la verdadera función del servicio público. Cuánto deberían aprender de la Historia reciente, aquella que algunos repudian y que tanto costó alcanzar.— Miguel Cabello Alonso.
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