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CLAVES
Columna
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Qué nos trae el 2016

Este año se irán aclarando cuestiones fundamentales de nuestro sistema político que nos ayudarán a decidir el voto en el futuro

Sandra León

 Aunque el año 2016 arranque políticamente con la incertidumbre sobre el próximo Gobierno, los acontecimientos durante los próximos meses aportarán visibilidad a tres cuestiones fundamentales de nuestro sistema político que, por insuficiente información o deliberada omisión, han quedado fuera del debate durante la pasada campaña electoral.

El primero es la clarificación del mapa de alianzas partidistas. Quienes depositaron su voto el 20-D disponían de pocas pistas sobre la manera en la que el apoyo a un determinado partido se traduciría en pactos para formar Gobierno. Las negociaciones durante las próximas semanas clarificarán la posición de los partidos en distintas cuestiones y pondrán de manifiesto cuáles son, más allá de la aritmética, los acuerdos viables. Estas alianzas podrán ser incorporadas por los ciudadanos a la hora de decidir su voto en futuras elecciones.

También se hará más visible el dilema entre representación y gobernabilidad. Que existan más partidos permite una mejor representación de la pluralidad de intereses en la sociedad. Pero la mayor fragmentación parlamentaria hace más probable la formación de gobiernos de coalición, los cuales se sostienen sobre acuerdos que desdibujan las líneas de división entre formaciones. Si con más partidos tenemos más oportunidades para votar al que mejor represente nuestras preferencias, esa voluntad debe ir acompañada de un mayor grado de aceptación de ciertas renuncias en aras de que puedan gobernar. Durante este año se irá viendo qué parte del dilema acaba pesando más.

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Finalmente, la normalidad política nos devolverá a la realidad europea. El BCE, la Comisión y Alemania seguirán marcando el presupuesto y las reformas sin que existan contrapesos institucionales efectivos. Renunciar al debate sobre las condiciones bajo las cuales nuestros representantes deben hacer política en el marco de la UE significa olvidar el origen de la crisis política que nos trae hasta el presente. Esta es en gran medida fruto de gobernantes que, mirando hacia Europa, legislaron dando la espalda a las preferencias de la mayoría.

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