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Suiza sufre un invierno con escasez de su ‘oro blanco’

Un inusual calor hace descender a niveles desconocidos la cantidad de nieve en el país

La imagen es inhabitual para ser pleno diciembre en Zúrich: gente en camisa tomando el sol en los parques y terrazas repletas en la Bahnhofstrasse. Pero este clima soleado que hace las delicias de los paseantes está provocando llanto y rechinar de dientes en otros sectores.

“Nuestra situación es triste”, explica en la televisión suiza un empresario desde la exclusiva estación de esquí de Crans Montana. Tal es el calor estos días que la ciudad incluso mantiene abiertos sus famosos circuitos de golf, dado que lleva semanas con una temperatura media de 12 grados. El reportaje muestra una cola de esquiadores esperando turno para hacer un descenso en una mísera lengua de nieve artificial de unos 10 metros de ancho, insertada en el verdor del césped.

“No está operativa casi ninguna estación de baja y media altitud”, remacha a su vez el responsable de la oficina de turismo de un cantón que vive de los esquiadores, mientras que en las ciudades enormes publicidades invitan a disfrutar de las estaciones de esquí de alto standing a precios reventados. El tema incluso ocupa portadas en la prensa dominical. Por lo visto, este no es un invierno feliz para los profesionales que dependen de la nieve.

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Pero la cosa es más grave de lo que parece, ya que un sesudo estudio de la Universidad de Lausana afirma que la industria de los deportes de invierno podría estar viviendo el fin de su “era dorada” debido en parte al cambio climático, pero también a la resistencia a cambiar un modelo de negocio. Según el profesor Christophe Clivaz, las estaciones deberán acostumbrarse a ganar menos y abrirse al “turismo dulce”, o sea, la práctica de actividades como el mountain bike, parapente o marcha. “Es necesario imaginar que un futuro sin esquí también es posible”, afirma.

Pero que no cunda (del todo) el pánico y nadie venda aún sus esquíes. Según las previsiones de Meteosuisse, el oro blanco debería aparecer en los Alpes una vez pasado el año nuevo. Aunque, según los especialistas, el problema será entonces el overbooking de las estaciones. Desde luego, nunca nieva a gusto de todos.

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