Las mujeres saudíes entran (un poco) en política
La elección de una veintena de concejales es un cambio revolucionario en un país donde la población femenina está eclipsada
Por primera vez en la historia, las mujeres han podido votar y ser candidatas en Arabia Saudí. Una veintena de concejalas fueron elegidas en las elecciones municipales del pasado fin de semana, un logro doblemente encomiable en un país en el que la población femenina no puede conducir y que para estudiar, viajar al extranjero o casarse ha de contar con el permiso de un guardián, papel que asume habitualmente el marido, el padre o el hermano. Siempre un varón. Pese a la sistemática discriminación que padecen, estos comicios han alumbrado su presencia en ciudades tan simbólicas como La Meca, el lugar sagrado del islam, y Riad, la capital del ultraconservador reino wahabí.
Para las sufragistas ha sido una gran victoria, un cambio revolucionario en un país donde las mujeres están eclipsadas tanto en la vida cotidiana como en la política. Pese a la leve apertura del régimen, apenas han podido ejercer el derecho a voto las 130.000 que, superando todo tipo de dificultades, se inscribieron para acudir a las urnas (un porcentaje raquítico si se compara con el número de hombres registrados: 1,3 millones). Pero no se puede negar que, aunque tímido, el resultado es un avance en la conquista del derecho al voto en el único Estado —exceptuando Ciudad del Vaticano, donde solo se elige papa— en el que no existe el sufragio universal.
Llegar a tener un asiento en los concejos municipales es aún más difícil cuando las campañas son una carrera de obstáculos. No están permitidos los mítines en los polideportivos ni, por supuesto, los debates televisivos. La segregación alcanza tal punto que las candidatas han tenido que hacer campaña camufladas tras un tabique o estar acompañadas por un portavoz mientras pronunciaban discursos. Tampoco estaban permitidos los carteles con las fotografías de las aspirantes (sería contradictorio en un país en el que las mujeres deben ir en público cubiertas desde la cabeza a los pies con las tradiciones túnicas negras). Para sortear esta limitación y poder ser identificadas, muchas han recurrido a las redes sociales, un fenómeno creciente en los territorios árabes.
En Arabia Saudí, donde las mujeres pueden ser arquitectas, médicas o pilotar aviones, estas elecciones han abierto el camino hacia su implicación en la vida política. Queda aún un larguísimo trecho que recorrer si aspiran a aproximarse a los estándares occidentales. El Consejo de Europa, por ejemplo, recomienda una participación femenina mínima del 40% para llegar al equilibrio en instituciones parlamentarias. En las últimas elecciones generales españolas, celebradas en 2011, el porcentaje de diputadas electas fue del 35,4%, tres décimas por debajo de las legislativas anteriores. En la bancada del PSOE eran el 39,1% y en la del PP, el 35,5%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. En las elecciones saudíes, la veintena de concejalas supone apenas un 1% de los 2.100 escaños que estaban en juego.
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