_
_
_
_
CLAVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Hubo una vez

Se ha generado un inmenso mercado político en el que han entrado nuevos y pujantes competidores

Hubo una vez, antes de la crisis, en la que dos grandes partidos dominaban la política española. En las últimas elecciones generales celebradas antes del descalabro económico, en marzo de 2008, el PSOE y el PP sumaron entre los dos el 83,8% de los votos. Ahora, salvo que las encuestas se equivoquen totalmente (y no parece que lo vayan a hacer pues desde las europeas de mayo de 2014 hasta ahora han sido capaces de anticipar los resultados con bastante exactitud), la media de las encuestas otorga un 27,4% del voto al PP y un 21,6% al PSOE. Por tanto, la suma de los dos partidos totalizaría ahora un 49%. Esa diferencia, de nada menos que 34,8 puntos, es la que revela hasta qué punto los dos partidos que han gobernado España durante la crisis se han agotado en ella, generando un inmenso mercado político en el que han entrado nuevos y pujantes competidores.

Ni nuestro sistema electoral ni nuestro sistema político han sido sometidos hasta ahora a un test como el que se avecina, con cuatro partidos pugnando en una banda de representación que oscila entre el 15% y el 30% del voto. No sabemos quién quedará en qué posición ni cómo se traducirán los porcentajes de voto a escaños al filtrarlos por un sistema electoral que en realidad es tres en uno debido a las grandes diferencias en el tamaño de las circunscripciones.

Como tampoco sabemos cómo interpretarán los partidos los previsiblemente ajustados resultados del 20-D: si van a concluir que la música ha acabado y que las sillas que ocupan son definitivas o si, por el contrario, pensarán que una nueva ronda electoral en un futuro cercano podría mejorar sus cartas. En el primer caso intentarán acceder al poder y ejercerlo responsablemente; en el segundo buscarán mantenerse al margen, dejar que quien gobierne lo haga desde la debilidad, intentando forzar el desgaste y eventual liquidación de los viejos partidos. Aunque muchos, agotados por la intensidad de la política en este último año, piensen que el 20-D salda las cuentas de la crisis, a lo mejor sólo es el comienzo del verdadero ajuste de cuentas. @jitorreblanca

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_