Para mejorar la enseñanza

El Libro blanco de la profesión docente que el Gobierno ha encargado al filósofo José Antonio Marina es una propuesta valiosa para implantar en España un modelo de carrera docente que eleve la consideración social del profesorado y garantice al tiempo una mejora continuada de la enseñanza. Es apreciable el esfuerzo realizado y, gane quien gane las próximas elecciones, deberá tenerlo en cuenta para abordar de inmediato esta cuestión. Hace ya demasiado tiempo que es un asunto pendiente —la última vez que se intentó fue en 2007— y este inmovilismo se ha convertido en una rémora del sistema educativo. El documento contiene elementos suficientes para encauzar un buen debate y tratar de llegar a un amplio consenso sobre la fórmula definitiva.

El libro blanco propone implantar una especie de sistema MIR educativo. Es una muy buena idea trasladar a la enseñanza el modelo de acreditación y acceso a la profesión que tan excelentes resultados ha dado en el ámbito sanitario. Tras obtener el título de graduado, se propone que el enseñante curse un máster de un año y, tras superar una prueba, tenga dos años de prácticas tuteladas y remuneradas en un centro docente. Con este bagaje formativo, el profesor estaría en condiciones de comenzar su carrera docente.

La propuesta incluye profesionalizar la dirección y darle mayores atributos en la definición del proyecto educativo del centro, así como implantar evaluaciones periódicas que permitan a los profesores progresar económica y profesionalmente. Esto último suscita polémica en el colectivo docente. La discrepancia se centra en si la evaluación ha de ser obligatoria o voluntaria, qué criterios se han de utilizar y si debe tener o no reflejo en la retribución. En todo caso, el documento es un excelente punto de partida para abrir el debate y resolver de una vez algo que requiere el máximo consenso político y la participación de la comunidad educativa.