Claves navideñas de Pepe Rodríguez
Cocinar algo con lo que uno esté familiarizado, no invertir más tiempo del necesario y no escoger los productos que se encarecen son algunos de los consejos del chef
Ni en Navidades Pepe Rodríguez se libra de trabajar. Al estrellado chef le gusta ser un buen anfitrión y agasajar a los suyos con una comilona. A punto de llegar las fechas de excesos, qué mejor que preguntarle al propietario de El Bohío (Toledo) algunas claves para satisfacer a los más exigentes.
En su mesa navideña jamás falta una sopa de ajo o de cebolla, que va alternando, y suele preparar un ave rellena. Algo fácil para el Premio Nacional de Gastronomía de 2010, pero más difícil para un cocinillas del montón. Así que da algunos consejos. “Lo primero es cocinar lo que se hace normalmente. Si no sueles hacer asado, te puede salir un churro. Así que si se es más de guiso, por qué no comerlo en Navidad. El hecho es juntarse en familia y preparar aquello que puedes dominar y que no te tenga entretenido demasiado tiempo, eso es un mal común”, reflexiona. Y añade otra torpeza: “Lo que no hay que hacer jamás es coger productos que se encarezcan demasiado”.
Asegura que las conservas siempre son una buena opción, aunque él hace algo más que abrirlas. El cocinero aceptó el desafío de Vente-privee de reinventar las conservas de las marcas gourmet de esta página web con 28 millones de socios para su cena navideña. “Es un reto no estropear lo que ya es extraordinario”, bromeó Rodríguez, que añadió a su impoluta chaquetilla blanca un delantal fucsia acorde con la imagen de la marca. No le tembló el pulso: bombones fríos rellenos de ventresca rosada; berberechos acompañados de la emulsión de su propio jugo con hojas de lima y lichis; tomate en conserva relleno de crema roquefort; zamburiñas en conserva guisadas con pata de ternera y piparra, y una roca de turrón. Quizá su atrevimiento se deba a sus 25 años de experiencia entre fogones, a los que llegó por casualidad y sin gustarle la cocina especialmente. Está acostumbrado a la presión de la crítica, a la que se han sumado muchos curiosos que hoy se acercan a su restaurante con las ganas de asumir su papel de jurado en MasterChef. “Mantener la estrella Michelin no me lo tomo como una responsabilidad. Yo lo que quiero es que mi cliente se vaya satisfecho, y si eso vale una estrella, o ninguna, pues fenomenal. Y que ahora vengan con la idea de juzgarme, me parece incluso divertido”.
Pepe Rodríguez tiene claro que el boom que vive la gastronomía en general, y la española en particular, no tiene techo. “Acabarán los programas de televisión, los libros y pasarán de moda algunos restaurantes, pero vendrán otros. Comer, beber, cocinar y sentarnos a una mesa es un disfrute, y el ser humano no puede perder eso”.
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