Rajoy, qué mal estoy (*)
Me dio mucho gusto ver a Mariano Rajoy en el palco del Bernabéu porque me gusta que salga, que no va a ser todo trabajar
Me dio mucho gusto ver a Mariano Rajoy en el palco del Bernabéu al lado de Florentino Pérez en el último clásico. Y no lo digo porque tuviera que presenciar cómo le metían cuatro al equipo de sus amores, sino porque me gusta que salga, que no va a ser todo trabajar. Además, me consta que le encantaría ir al cine (incluso a ver películas españolas) al teatro, a exposiciones… pero es que está liadísimo. Con deciros que, con lo que le gusta debatir, no ha encontrado hueco todavía para ir a ninguno. Lo de ser presidente es como la hostelería, muy esclavo. Por eso, cuando lo vi ahí, tan feliz (al principio) me regocijé. Me extrañó, eso sí, que en el descanso, y a las preguntas de una periodista, vaticinara: “El primer tiempo ha sido regular, pero en el segundo tiempo [el Real Madrid] lo hará mejor”. Como todos sabemos, el equipo blanco encajó otros dos goles, por lo tanto Rajoy erró en sus predicciones. Qué raro me pareció cuando él en lo de pronosticar es un tritón. Se ve que el fútbol, al contrario que la economía, es imprevisible.
Siguiendo con el presidente, también encontró un rato para ir a la radio a comentar un partido de Champions donde jugaba el Madrid. Y ahí sucedió una divertida anécdota con su hijo, que se ha convertido en viral. Al ser preguntado por los comentarios del videojuego FIFA, el niño espetó: “Me parecen bastante mejorables… por no decir que son una basura”. Me declaro fan absoluto, y, por cierto, con respecto a los cuatro años de legislatura de su padre, suscribo sus palabras.
(*) Rima de la canción “política” de Ojete Calor.
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