Kate Boy, el pop electrónico también puede tener mensaje
El dúo sueco actúa en Absolut Electrik Factory, y charlamos con ellos de androginia, igualdad y cacharros analógicos
Más o menos por estas fechas hace tres, Kate Boy lanzaban su primer sencillo, Northern Lights, que aún hoy se erige como un gran monumento de synth-pop escandinavo que hizo que de la noche a la mañana todo el mundo empezase a hablar de este grupo sueco (con cantante australiana). Ha pasado el tiempo, han ido sacando nuevos singles y girando por todo el mundo, incluidas dos paradas en Razzmatazz, en 2013, que mostraba los mejores talentos del país, y el pasado abril. Ahora, con álbum de debut recién lanzado, One, aterrizan por primera vez en Madrid como uno de los grandes reclamos del genial Absolut Electrik Factory, ciclo de conciertos celebrado en Ifema y organizado por Valle Eléctrico que la semana pasada ya trajo a Jeremy Greenspan de Junior Boys, Jessy Lanza, East India Youth y Objekt, entre otros. Hoy actuarán Koreless e Ikonika y mañana ya sí Kate Boy junto a Dornik, ex batería de Jessie Ware, o Visionist. Hace unos días, justo 24 horas antes de que saliese su estreno en largo, llamamos a Kate Akhurst y Markus Dextegen para que nos respondiesen a todo lo que necesitábamos saber.
Kate, la vocalista, es chica, pero su alias es Kate Boy, por lo que parece haber aquí un juego de géneros. “Sí, es una figura andrógina. El propósito era básicamente nuestra inspiración para crear música. De muchos modos, no es un hombre o una mujer, representa a todo el mundo. Es un símbolo para toda la humanidad”, explica Markus sobre la elección de este pseudónimo, a lo que Kate añade: “es para que todo el mundo pueda pertenecer a este personaje, que tiene todas las caras de los humanos. Ese era el gran motivo por el que queríamos crear un miembro extra de la banda aparte de nosotros”.
Esto es algo que también se refleja en sus letras, como en la alucinante Higher, con un mensaje muy potente sobre la igualdad en todos los sentidos. ¿Aún hay margen para mejorar? “Por supuesto. En las últimas dos décadas en muchos países ha habido un montón de cambios y creo que todos deberíamos estar agradecidos por ello. Nos inspiramos en eso y nos aseguramos de que no pare, de que las cosas se pongan mejor y mejor. Aún estamos lejos de la igualdad, pero se ha de mantener un espíritu positivo. Todo el mundo debe desafiarse a sí mismo para crear una sociedad más igualitaria, especialmente la gente que tiene más poder, ya sea que se lo hayan regalado o lo hayan tomado. Tienen una gran responsabilidad”, reflexiona Markus. Sobre otros aspectos que les influencian a la hora componer elabora: “Solo puedes escribir algo que está dentro de ti, que venga de tu propia experiencia, una relación con otra persona, algo en lo que pienses mucho y te preocupe, te importe u odies. Nuestra manera de escribir canciones es transmitir eso con la música. Todo el mundo pasa por este tipo de situaciones, así que se pueden sentir identificados con temas que hablen de relaciones. En otras canciones como Higher, no es tanto sobre una persona en particular, sino en general”.
Hay una idea fundamental que se repite a lo largo de todo el disco, la conexión entre personas. “Queremos conectarnos con todos. Cada canción del álbum fue escrita con una temática en el trasfondo de conexión, ya sea con la persona que tienes al lado, contigo mismo o el mundo”, comenta Kate. El hecho de tocar en tantos sitios durante estos tres ajetreados años les ha brindado la posibilidad de conocer a mucha gente. “Muchas de estas canciones, de algún modo u otro, están inspiradas por las personas que conocemos alrededor del mundo. Es una experiencia enriquecedora. Cuando tocamos en sitios pequeños, la gente al final de los conciertos viene a hablar con nosotros, y muchas de esas personas ahora son grandes amigos, que nos inspiran nueva música”. Así que nos lo ponen en bandeja para preguntarles sobre una divertida función que tiene su web, la de que los fans les recomienden dónde comer en las ciudades en las que tocan. “Esto de la comida lo hacemos porque muchas veces es la primera vez que visitamos esa ciudad, así que siempre hay sitios alucinantes por descubrir si sales del hotel. Pero no hay nada mejor que preguntarle a alguien de ahí que te recomiende algo. Como sólo tenemos unas dos o tres horas libres entre pruebas de sonido y concierto, pues las aprovechamos para salir juntos a comer”, apunta Markus.
Respecto a sus anteriores visitas en Barcelona y lo que esperan de Madrid, les preguntamos cómo fue gastronómicamente hablando. “Se encargaron los promotores de llevarnos a un sitio alucinante. Comimos paella, marisco. Luego tomamos unas cervezas al sol en la playa. Fue genial, nos lo pasamos en grande”, recuerda Kate, que insiste en que cuando se haga público el bolo, los fans les den consejos para “poder aprovechar el tiempo que estén en un sitio tan maravilloso como Madrid”. Markus, por supuesto, también está excitado ante la posibilidad que se les ha brindado para tocar ahí: “no he estado en ningún otro sitio de España, así que con la genial experiencia que tuvimos en Barcelona, creo que nos va a gustar mucho Madrid. Pero queremos que todo fluya naturalmente, ser abiertos de mente para coger lo mejor de la ciudad”.
Volviendo un poco atrás en el tiempo, cuando lanzaron ese primer sencillo, les preguntamos cómo fue todo tan rápido para que menos de medio año después ya tuviesen gira mundial. “Cuando lo lanzamos no teníamos ningún tipo de expectativas. No teníamos sello, simplemente escribíamos música y nos tomábamos mucho tiempo con ello. Trabajábamos mucho en el estudio y cuando llegamos al punto en el que quisimos lanzarlo online y tener un vídeo que nos pareciese apropiado para la canción empezamos a recibir propuestas para hacer conciertos por todo el mundo”. Y esto, claro, les ha impedido sacar el disco antes. No es que sólo sea por ser perfeccionistas, es que fue duro combinar una cosa con la otra. “Girar sin parar y terminar el álbum entre medio lleva mucho tiempo. Escribir unas canciones, desarrollar un sonido y hacer 200 shows ya son dos o tres años. La gran diferencia es que nosotros lo hicimos al revés. La mayoría de bandas saca el álbum y se va de gira después. Nosotros lo escribíamos mientras estábamos de gira”, comenta Markus. Con todo, saben encontrar el lado positivo en este extenuante método de creación. “El hecho de girar mientras componíamos ha ayudado mucho porque hemos podido probar las canciones en directo y luego volver al estudio y cambiar las cosas que no nos convencían. También porque hemos tenido una cantidad masiva de inspiración. El álbum no hubiese salido igual si no hubiésemos girado mientras lo hacíamos”.
Con el disco ya en las tiendas Kate se siente “muy aliviada y contenta”. Lo veía como algo crucial para “explorar territorios más amplios y empezar a abrir distintas puertas”. Y habiéndolo escuchado profundamente se aprecian en él unas interesantes cualidades orgánicas que a menudo faltan en los álbumes de electrónica. Sobre esto y el hecho de que hayan utilizado el Fairlight CMI también tenemos preguntas. “Es un sampler, un instrumento electrónico de finales de los 70. Como un teclado, un sinte, un piano o como quieras llamarle. Pero puedes poner un micrófono frente a cualquier sonido. Puedes silbar con tu boca o grabar un tren que cruza las vías y poner ese sonido en el teclado. Consigue matices y texturas muy avanzadas. Fue el primer instrumento que podía hacer eso y eso permitía a los músicos crear sonidos que nadie hubiese escuchado jamás. Para entendernos, el Fairlight era a la música electrónico lo que internet a la comunicación. Una de mis primeras obsesiones musicales fue Jean Michel Jarre, y fue uno de los pioneros de este instrumento. No supe hasta hace un año que era un instrumento australiano. Y el nombre viene de una playa”. Y, atención, sorpresa, Kate fue a un colegio ahí. “Es una conexión muy profunda, una historia divertida”, dice ella.
Por tanto, ¿qué cabe esperar de su directo en este sentido?. “Hay instrumentos electrónicos, pero también sonidos orgánicos. Depende de cómo lo veas. Al fin y al cabo son sólo herramientas”, se defiende un poco Markus, como entendiendo mal la pregunta, a lo que le digo, “a lo que me refería es que si no es el típico directo de laptop”. “No, no. A ver, hay portátiles en el escenario, pero muchas otras cosas”, contesta aliviado. Kate remata: “Tenemos percusión en vivo que no es electrónica, pero todo lo demás son sintes, pads y samplers”. En cuanto a los cambios, más allá de los evidentes que señala ella sobre el nuevo repertorio también dice Markus que son sustanciales. “Siempre trabajamos en nuevas ideas y refrescamos las canciones. Es un poco diferente así que si alguien nos vio en Barcelona tendrá una experiencia distinta. Será nuestra primera vez en Madrid y, por tanto, la primera vez para la mayoría del público. Todo tiene que evolucionar constantemente”, concluye.
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