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Ironía presidencial para indultar a un pavo

Barack Obama perdona la vida a 'Abe' y 'Honest' la víspera de Acción de Gracias, acto que aprovechó para mandar un mensaje de optimismo

Barack Obama indulta a 'Abe', animado por Joe Hedden -mánager de una granja de pavos- y sus dos hijas, Sasha y Malia (a la derecha).
Barack Obama indulta a 'Abe', animado por Joe Hedden -mánager de una granja de pavos- y sus dos hijas, Sasha y Malia (a la derecha).GARY CAMERON (REUTERS)

Saber ser gracioso y salir de la rutina de seriedad cuando conviene es un atributo asociado a la presidencia de Estados Unidos. A algunos les es más fácil que a otros. Barack Obama volvió a exhibir este miércoles su talante bromista al cumplir con la tradición de perdonar un pavo en la víspera del día de Acción de Gracias.

En una soleada tarde en la Rosaleda de los jardines de la Casa Blanca, Obama admitió, con ironía, la singularidad del evento. “Sé que alguna gente piensa que esta tradición es un poco tonta. No estoy en desacuerdo”, dijo, conteniendo la risa. Pero acto seguido dijo disfrutar de la oportunidad de desear un feliz día de Acción de Gracias, que desde hace un siglo y medio se celebra el último jueves de noviembre como un día de gratitud y celebración en que las familias degustan un pavo.

Es una tradición lejana que el presidente estadounidense presente en público a un pavo en la Casa Blanca en la víspera de Acción de Gracias. Se inició en 1947 con el presidente Harry Truman. Pero no fue hasta 1989, con George H. W. Bush como inquilino del Despacho Oval, que se inició formalmente el ritual del perdón presidencial de un pavo. Más de un siglo antes, en 1863, el presidente Abraham Lincoln había indultado, a petición de su hijo, a un pavo que iban a degustar la noche de Navidad.

Una amalgama de decenas de personas siguió este miércoles entre risas casi constantes el ritual del indulto presidencial. La fiesta fue breve. Apenas duró 10 minutos. Había muchas familias con hijos, militares vestidos de gala y algún que otro líder religioso. Frente al atril presidencial, descansaba sobre una mesa uno de los pavos amnistiados, de espesas plumas blancas.

Obama y sus dos hijas, Malia y Sasha, aparecieron muy sonrientes. El año pasado, la apatía de las hijas adolescentes en ese evento fue objeto de comentarios. Este año parecían decididas a revertir esa imagen, aunque como en 2014 no quisieron tocar el animal.

Su padre se mostró conciliador: “Voy a agradecer públicamente a Malia y Sasha por una vez más estar aquí junto a mí”, dijo. Las risas fueron instantáneas. Y agregó: “Hacen esto únicamente porque saben que me hace sentir bien, no porque crean que es algo que deba estar haciendo”.

Obama perdonó a dos pavos llamados Abe y Honest, aunque solo el primero fue exhibido en la Casa Blanca tras una votación por Internet. Ambos tienen 18 semanas de edad y 18 kilos de peso. Los nombres los designaron niños de una escuela de California. Todo está medido en el ritual: las aves se criaron en ese Estado “bajo la supervisión” directa del presidente de la Federación Nacional de Pavos, según un comunicado de la Casa Blanca.

Con ironía, el presidente intentó dotar de solemnidad el evento. “Honest tiene buena pinta pero esto es una democracia”, dijo. “América es un país de segundas oportunidades”.

Como sus predecesores en los últimos años, los pavos perdonados por Obama se instalarán permanentemente en una granja en Morven Park, una residencia a las afueras de Washington del exgobernador de Virginia, Westmoreland Davis. En 1963, John F. Kennedy fue el primer presidente que mandó a su granja original al pavo que había presentado antes en la Casa Blanca.

Bromas aparte, Obama aprovechó para mandar un mensaje de optimismo a la opinión pública. Dijo que son “tiempos desafiantes” y que las noticias del día pueden inquietar a la ciudadanía, pero subrayó: “Vivimos en el mejor país de la tierra. Miramos el uno hacia el otro”. Pocas horas antes, había hecho una llamada a la calma. En una declaración a la prensa, anunció que no hay amenazas terroristas creíbles contra Estados Unidos tras los atentados de París.

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