Jornada de reflexión
En Cataluña tenía que ser el día después y lo que deberían preguntarse es por qué he votado lo que voté ayer
Hoy en Cataluña se pasa una hoja del calendario que tiene como fin el ser celebrada dentro de unos cuantos años. Bueno, celebrada o conmemorada. Es igual, se hará brindando con cava. Eso sí será en todo caso. Si al final del proceso ganan los independentistas, será con cava porque es la bebida nacional del país; si ganan los constitucionalistas, porque los fabricantes del cava tiran más al españolismo.
Hay que aprender de todo, y de todas las experiencias. Hoy los catalanes se enfrentarán de nuevo a una cosa que han vivido y siguen viviendo como nadie más en la península (habrán visto que el subterfugio es mejor que el de usar todo el rato la palabra Estado). Y es que yo quiero proponer que en Cataluña se haga al revés lo de la reflexión. En todas partes la jornada de reflexión es el día anterior. En Cataluña tenía que ser el día después. Hacerlo mal, como en las últimas elecciones supone haber dado la victoria en votos a unos y en escaños a otros. O sea, que no se acaba con el conflicto jamás (el ideal para un vasco nacionalista). Los dos bandos quedan en posesión de argumentos de legitimidad para siempre.
Tras el debate de hoy la mitad de la cámara presentará una moción para la independencia que será rechazada por la otra mitad del Parlamento. Con razón las dos mitades se felicitarán. La banda de Mas haciendo un guiño con el ojo izquierdo en señal de que Forcadell ha cumplido con su trabajo con trucos sucios al reglamento. La banda de los españolistas emitiendo (eso sí, sin aspavientos) una declaración desairada de que los otros han hecho trampas una vez más.
Una garantía realmente poderosa para asegurar que Cataluña no tenga arreglo en muchas décadas. Quebec, que fue tantas veces tomada como ejemplo, verá con asombro lo que está pasando aquí. Y digo aquí sin saber todavía si tenía que estar diciendo allí. Yo creo que la primera medida de un hipotético Parlamento independiente tendría que ser lo de la jornada de reflexión. La pregunta pertinente en la próxima votación sería: ¿Por qué he votado lo que voté ayer? Si se quiere simplificar, que haya una cabina aparte con papeletas que digan “donde dije digo digo Didac”.
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