Siete lugares imprescindibles de la Ruta Moche (Perú)
La inmensa mayoría, por no decir la totalidad de los 4 millones de turistas que visitan Perú van a Machu Picchu. Y lo entiendo. La ciudadela inca es algo único en el mundo. Pero Perú es mucho más que Cuzco y Machu Picchu. Si tienes unos días más o repites viaje te recomiendo la Ruta Moche, el itinerario por la costa norte del país que recorre los principales yacimientos de la cultura mochica.
La costa norte de Perú es un pedazo de desierto, a veces con terregales inhóspitos, otras con dunas de arena que rivalizarían con las del mismísimo Sahara. Las ciudades, si exceptuamos Trujillo – que tiene un agradable casco histórico colonial- no tiene mayor interés para un turista. Si embargo en este escenario yermo y reseco floreció una de las culturas más importantes de Perú: la moche o mochica. Mucho más antigua que la de los incas (se remonta al siglo I de nuestra era) y mucho más longeva (aguantaron siete siglos, mientras que los incas apenas duraron cien años), la cultura moche y su sucesora, la cultura chimú, levantó gigantescas pirámides truncadas –llamadas huacas- para usos ceremoniales, enormes ciudades de barro y enterró a sus gobernantes con tal profusión de oro y joyas que los huaqueros (expoliadores de tumbas) han convertido el desierto en un queso de Gruyere (vale, lo sé, el gruyere no tiene agujeros, pero es una frase hecha) en busca de esos tesoros.
Estos son los 7 lugares imprescindibles que no deberías perderte si haces la ruta Moche por el norte de Perú:
1. Huacas del Sol y la Luna
Situadas a las afueras de Trujillo, a este conjunto ceremonial se le considera la capital religiosa y administrativa del imperio mochica. La Huaca del Sol, de 45 metros de altura, está sin excavar. Pero en la de la Luna, de menor dimensión -solo 25 metros- han aparecido bellísimos frisos de varias épocas. Está ahora mismo en fase de excavación. La zona más espectacular –no solo de ésta sino de todas las huacas de la ruta- es la gigantesca fachada principal, en la que se conservan casi intactos los relieves policromados. En el friso inferior se aprecia perfectamente el desfile de cautivos desnudos y maniatados camino de la decapitación ritual; en los frisos superiores desfilan los guerreros vencedores, los sacerdotes y los gobernantes.
Abierto todos los días, de 9 a 17. La entrada a la hueca cuesta 10 soles; al museo anexo donde se guardan las piezas encontradas, 5 soles.
2. Chan Chan
A los mochicas les sucedieron los chimú, otra cultura del desierto costero que vivió desde el siglo VIII hasta que fue sometida por los incas en 1470. Su capital fue Chan Chan, la mayor ciudad de barro jamás construida en América. Cada uno de los nueve gobernantes de Chan Chan construyó su propio palacio, que no era ni reutilizado ni destruido cuando moría: quedaba como morada de su momia, desde donde se sacaba al exterior una vez al año para que el pueblo la reverenciara. Por eso Chan Chan tiene -además de infinidad de otras construcciones- nueve palacios. Por desgracia solo está excavado y abierto a las visitas uno de ellos, el de Ni Kan. Pese a que no era uno de los más grandes, muestra el esplendor y la técnica constructiva de los chimú. De todas formas que nadie espere ver magnificencia ni alardes arquitectónicos en un palacio de Chan Chan: lo único que queda son pequeños muros de adobe, con algunas inscripciones y juegos decorativos. Aun así merece la pena la visita, una de las clásicas en esta ruta Moche.
Abierto todos los días, de 9 a 17. La entrada cuesta 10 soles.
3. Complejo arqueológico El Brujo
Un grupo de huacas muy cerca de la costa, entre ellas la de Cao Viejo, donde apareció la famosa momia de la Señora de Cao, única evidencia de una mujer gobernante en las sociedades precolombinas. Le dediqué un post completo, que podéis ver aquí.
4. Huanchaco
No es un sitio arqueológico, sino la playa más famosa de Trujillo. Tiene el encanto de un trasnochado balneario y aunque las construcciones son de poca calidad, la playa y el paseo marítimo gozan de cierto encanto, y sobre todo de mucha vida local. El Muelle (entrada, 50 céntimos) es un pantalán de madera que se adentra en el Pacífico y que recuerda a los balnearios ingleses; a él acuden los peruanos a pescar, a pasear y a ver atardecer. Hay otras dos atracciones imprescindibles si vas a Huanchaco: comer un buen ceviche clásico mirando al Pacífico (os recomiendo la terraza del restaurante Huanchaco Beach, en primera línea.) Y pedirle a los pescadores que te den un paseo en un caballito de totora, una embarcación ancestral (aparece ya en las cerámicas mochicas) hecha con juncos de totora sobre las que los pescadores locales siguen saliendo a faenar a diario.
5. Túcume
El mayor campo de huacas conocido está en esta pequeña localidad a las afueras de Chiclayo. Un total de 26 pirámides truncadas pertenecientes a la cultura lambayeque (siglo X al XV) se levantan en torno al cerro de El Purgatorio, un apu sagrado. Es impresionante verlas en panorámica desde alguno de los dos miradores habilitados. Se visita la huaca de Las Balsas, una de las más pequeñas, donde han aparecido excelentes murales en relieve que cuentan mucho de la vida cotidiana y las tradiciones de los lambayeque. Reseñable es también la huaca Larga, de 700 metros de largo, la mayor pirámide de adobe de América del Sur (está sin excavar). El interesante y moderno museo de sitio, al pie de las pirámides, muestra las piezas rescatadas en las excavaciones y una exposición muy didáctica de la cultura lambayeque. Como asegura Bernarda Delgado, la arqueóloga jefe de Túcume, los lambayeques no pretendían hacer pirámides: querían imitar a los apus, las montañas sagradas donde moran los dioses.
Abierto todos los días, de 9 a 17. Entrada 10 soles.
6. Huaca Rajada
Es el lugar donde apareció la tumba del señor de Sipán, pero el ajuar funerario no se encuentra aquí (está en el museo de la Tumbas Reales de Sipán). Las dos huacas resultaron muy ajadas por las lluvias torrenciales de El Niño (de ahí su nombre), pero aún así merece la pena la visita por la panorámica que se tiene desde el mirador situado entre ambas pirámides y por la fiel recreación que se ha hecho de la tumba del señor de Sipán y sus acompañantes, con réplicas exactas del ajuar funerario en el mismo lugar donde aparecieron. Hay un museo de sitio con las piezas rescatadas de las tres últimas tumbas excavadas en este panteón real. Huaca Rajada está a 45 minutos de Chiclayo por la carretera de Pomalta.
Abierto todos los días, de 9 a 17. Entrada: 10 soles.
7. Museo de las Tumbas Reales de Sipán
Está en la localidad de Lambayeque y acoge los ajuares funerarios del Señor de Sipán, el Viejo Señor de Sipán y de otros sacerdotes y personajes importantes aparecidos en el panteón real de Huaca Rajada. Hablé más extensamente de él en este post.
DATOS PRÁCTICOS
Cómo llegar: los principales hitos de la ruta Moche se localizan entre las ciudades de Trujillo y Chiclayo. A ambas se puede llegar en bus desde Lima (por ejemplo, con Cruz del Sur; a Trujillo hay unas 10 horas; a Chiclayo, 13 horas). Igualmente, Lan Airlinesvuela desde Lima a las dos ciudades. También sirve el trayecto intercontinental entre Madrid y Lima.
Mejor época: conviene evitar desde medados de noviembre a febrero, que es la época de lluvias.
Para dormir: la mayoría de servicios se localiza en Trujillo y Chiclayo; también hay hoteles sencillos en Huanchaco. En el resto de pequeñas y humildes localidades de la ruta apenas hay servicios.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.