Ruta Moche: la curiosa historia de la señora de Cao
Hoy escribo desde Perú, donde llegué hace unos días para cumplir uno de mis asuntos pendientes con este país: recorrer la ruta Moche, el itinerario que une los principales centros arqueológicos del norte del país. El primero de los que he visto, la tumba de la Señora de Cao, me ha fascinado.
Uno de los errores más comunes que cometemos los viajeros es pensar que la historia del Perú la escribieron los incas. Los incas eran los dueños del imperio con el que se encontraron los españoles al llegar a esta zona de América, pero en realidad su reinado solo duró 100 años.
Los incas solo fueron los receptores de los conocimientos de otras muchas culturas que desde al menos 5.000 años antes se desarrollaron en esta zona andina y costera de Sudamérica. Y una de las más importantes fueron los moches, o mochicas. Un pueblo agrícola, pescador y guerrero que gobernó una amplia zona de la costa norte del Perú desde el siglo I al VIII de nuestra era. Pero... ¿alguien imagina que una cultura así y en aquella época pudiera haber estado gobernada por una mujer? Nadie –con o sin conocimiento de causa- se atrevería a asegurarlo.
Tampoco lo imaginaba Régulo Franco, jefe de las excavaciones del Centro Arqueológico El Brujo, una serie de huacas (centros ceremoniales en forma de pirámide truncada), cuando en 2005 localizaron una tumba real intacta, sin expoliar por los huaqueros, en una de las huacas del centro El Brujo, cerca de la aldea de Magdalena de Cao, a unos 45 minutos al norte de Trujillo.
El fardo de la momia pesaba más de 100 kilos y estaba rodeada por kilos y kilos de objetos de oro y materiales preciosos que evidenciaban su poder terrenal, amén de los cadáveres de varios sirvientes y sacerdotes de su corte que fueron ejecutados para acompañar a su señor en el tránsito al más allá (en aquellos tiempos la vida no valía un chavo).
Pero cuando por fin desenvolvieron el fardo con sumo cuidado en el laboratorio del centro la sorpresa fue mayúscula: no era la momia de un gran gobernante… ¡era una gran gobernanta! El primer caso documentado en cualquiera de las culturas americanas conocidas hasta la fecha de una mujer como jefa suprema.
La huaca de Cao Viejo, la mejor explorada de momento de las que componen el Centro Arqueológico de El Brujo, es una visita imprescindible si queréis hacer la ruta Moche. Yo he tenido el privilegio de verla con Régulo Franco como guía, que es como explorar la tumba de Tutankamón con el mismísimo Howard Carter. Régulo lleva 25 años excavando estas ruinas, es una eminencia en cultura mochica, conoce cada piedra y cada fragmento de estuco del yacimiento y habla de ellas con la pasión de un recién licenciado.
Pero no hace falta llevarlo a él de guía para enamorarse de estas ruinas. La carpa de tela blanca que protege la huaca de la lluvia destaca en medio de la reseca planicie del desierto costero que rodea el yacimiento como la testuz de un gigantesco dinosaurio y ya barrunta que ahí abajo se guarda algo interesante. Además, nada más acceder al recinto notas que aquí hay presupuesto.
Las excavaciones están financiadas por la fundación Wiese, una entidad peruana que no ha escatimado en gastos para poner en valor el yacimiento. La visita empieza por la fachada principal de la huaca (por desgracia, los murales policromados desparecieron casi en su totalidad) y sigue por otras dependencias y patios con maravillosos frisos policromados que han aguantado más de 1.700 años porque quedaron cubiertos de tierra. Luego se pasa por la sala-mausoleo donde apareció la tumba de la Señora de Cao y de ahí se baja al pequeño pero interesante museo al pie de la huaca donde como guinda final se accede a un sala donde se muestra la momia y todo el ajuar que llevaba.
Un verdadero deleite para viajeros interesados en la historia y la arqueología de este inmenso país. Os lo recomiendo.
Datos prácticos
El Complejo Arqueológico El Brujo está a 60 kilómetros al norte de Trujillo por la carretera Panamericana, cerca de la aldea de Magdalena de Cao. Abre todos los días, incluso festivos, de 9:00 a 17:00. La entrada cuesta 10 soles (unos 2,8 €).
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