Así posa una estrella del rock
Tommy Hilfiger reivindica los grandes retratos fotográficos del rock en una exposición londinense
La historia del rock no sería lo mismo sin un puñado de fotógrafos audaces que, al margen de las imágenes promocionales, se atrevieron a retratar el estilo de vida más envidiado del siglo XX. Sin Bob Gruen, por ejemplo, hoy no tendríamos testimonios gráficos de Elton John tumbado sobre su piano en 1971, de Debbie Harry con antifaz y vestido étnico en 1976, de un tardío Elvis Presley en 1972 o de Madonna saliendo con Keith Haring (y compitiendo en estilismo con él) en 1989. Tampoco el concierto en que David Bowie se despidió de su personaje Ziggy Stardust habría quedado inmortalizado si la cámara de Terry O’Neill no hubiera estado allí.
Este era el punto de partida de Rock Style, un libro que el diseñador Tommy Hilfiger y el crítico musical Anthony Decurtis publicaron en 2000. El objetivo era reflejar el idilio permanente y recíproco entre música y moda, y para ello rescataron una impresionante selección de fotografías poco conocidas que ahora llegan al público a través de un formato distinto: en una exposición que abrió sus puertas a finales de septiembre en la galería S2 de la sede londinense de Sotheby’s, y que conserva el nombre de aquel libro –Rock Style– pero incorpora aún más contenido.
El responsable de esta tarea ha sido uno de los grandes aliados de Hilfiger, el comisario Jeffrey Deitch, posiblemente una de las personalidades más polémicas del arte reciente. Famoso por introducir el arte urbano en los museos y el grafiti en las galerías, y por apoyar con sus adquisiciones la carrera de artistas como Keith Haring, Jeff Koons o Jean Michel Basquiat, de quien era amigo cercano. Entre 2010 y 2013 dirigió el Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles (MOCA) y desde entonces sigue coleccionando arte y promoviendo proyectos propios. En este ha contado con la ayuda uno de sus artistas predilectos, el diseñador e ilustrador Shepard Fairey, que ha firmado una serie de retratos de Bowie, George Harrison, Deborah Harry, Jimi Hendrix, Joey Ramone y Sid Vicious.
Entre fotografías de gran formato y pinturas desfilaron los invitados internacionales para celebrar el 30º aniversario de una marca, Tommy Hilfiger, que lleva tres décadas introduciendo una dosis de despreocupación rockera en el guardarropa de los estadounidenses y de millones de clientes de todo el mundo. Así nos lo explicaba en una entrevista concedida a ICON el año pasado: “Tommy tiene tanto éxito porque le da a sus clientes algo que pueden entender. Tradición con chispa. Cualquiera que tenga entre 16 y 65 años puede llevar su ropa”. Exactamente igual que el buen rock.
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