La vuelta de las granjas urbanas
Por Pilar Sampietro
Novella cría dos cerdos en el solar urbano del barrio marginal donde alquiló la casa. No solo cerdos, también gallinas, conejos y hasta un pavo que sacrificó para el día de Acción de Gracias. Y es que Novella Carpenter es una auténtica granjera urbana. Antes de los cerdos, al solar de Novella en zona marginal llegaron las abejas y antes claro los árboles frutales, también todo tipo de verduras, a poder ser autóctonas y en peligro de desaparición debido al auge transgénico.
Cultivar en la ciudad tiene sus riesgos porque ocupar el solar abandonado te expone a trifulcas administrativas a veces con el Ayuntamiento y otras con sus posibles propietarios. Pero Novella pudo con todo, no sólo fomentó con su experiencia la propagación de huertos urbanos en Oakland sino que ayudó a dignificar un lugar devastado por el paro y la escasez de recursos. Y aunque lo de Novella es cultivar la tierra, se ha convertido en escritora explicando su experiencia en el libro “La Granja Urbana” traducido al castellano por Lucía Barahona y editado por Capitán Swing. En él cuenta sus aventuras con Bill durante las calurosas noches de verano, abriendo contenedores de restaurantes en busca de buena comida para alimentar a sus animales. A mi me ha dado una lección: puedo llegar a entender, desde mi mente de urbanita en la que el cerdo llega en forma de jamón en dulce a la mesa, cómo es la relación histórica entre el ser humano y el resto de animales y qué significado podemos darle al hecho de sacrificarlos para alimentarnos.
Kois y Nerea Morán se centran precisamente en la historia para investigar la evolución de la Agricultura Urbana en zona mediterránea. Ellos son los autores del libro “Raíces en el Asfalto” que puede conseguirse en este enlace. Así he conocido cómo el jardín de la periferia de la ciudad de Atenas donde un joven Epicuro se relacionaba con la filosofía era en realidad un huerto. Cómo el campo y la ciudad nunca han sido realidades autónomas, cómo eran los huertos obreros en Francia a finales del s XIX o el huerto de trincheras en la Gran Guerra, o los huertos escolares de la Institución Libre de Enseñanza. Cómo los hijos de los trabajadores de la Fábrica de Cervezas Mahou, acogidos en Barcelona en plena Guerra Civil, transformaron una pista de tenis en huerto para mandar la producción de verduras y hortalizas a sus familias en Madrid. De ahí a la experiencia de Liz Christhy en Nueva York y el nacimiento de Green Guerrillas.
Hoy en Madrid están en activo unos 40 huertos urbanos, también en Barcelona, Valencia y otras ciudades la “huertopía” nos acerca a esos espacios privilegiados de cooperación y sociabilidad en tiempos de crisis. Justo cuando en estos días se celebra en Madrid el Primer Encuentro Estatal de Huertos Urbanos Comunitarios, os proponemos acercaros a dos lecturas necesarias para aprender, urbanitas todos, cómo ser cultivados por las plantas y domesticados por los animales.
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