España pertenece a Cataluña
¿Hay alguien que cree que existe entre ambas instancias una dependencia jerárquica, vertical, cuasi militar?
Cataluña pertenece a España. ¿Sabían que esta frase irrita a muchos catalanes? Porque a veces se pronuncia no como la descripción del hecho de formar parte (del conjunto español), sino como el de ser poseída (por este); dominada, ay, David, por un Goliat. Leída así tiene un sentido vertical, posesivo y autoritario. España sería a Adán, como Cataluña a su costilla; aquella al dueño del pesebre, como esta a la mula. O al buey. Y así.
De modo que, claro, algunos acarician la independencia como escapatoria de tal dependencia. Si fuera así.
¿Cuántos de ustedes se molestarán al leer la leyenda que titula esta columna, “España pertenece a Cataluña”? Seguro que muchos, legítimamente, si interpretan que se trata de una relación de dependencia jerárquica, vertical, cuasi militar, y encima del territorio menor en posición de mando sobre el mayor.
Pero el aserto sería sugestivo para subrayar la inter-dependencia, que es signo de lo contemporáneo, y no las declinantes (en Europa) independencias de los Estados nacionales ex-soberanos.
Y también en un sentido histórico, España pertenece a Cataluña, sí. Porque la crió. Introdujo en ella (con otros) la cultura industrial (del Hispano Suiza al Seat 600), la modernidad económica. Porque sus esforzados viajantes de comercio crearon el mercado nacional español. Porque fundó su primera patronal (Fomento del Trabajo Nacional) y la última (CEOE). Porque engendró el primer sindicalismo (la CNT).
Porque fue la primera en reentroncar con las corrientes artísticas europeas: Olot, con Barbizon; Gaudí, Puig i Cadafalch y Domènech i Montaner con el Art Nouveau; Miró, Dalí y (el primer) Picasso, con las vanguardias de entreguerras. Por Coby y porque Carmen Balcells parió el boom latinoamericano. Porque inventó el autogobierno territorial en la Primera República (Pi i Margall), en la Segunda (Macià, Carner) y en la actual Constitución (Roca, Solé Tura). Porque al cabo Cataluña fundó —cofundó— la España contemporánea, sin ir aún más lejos. De modo que le pertenece, escrito sea metafóricamente.
Si es verdad que inventó —coinventó— esta plataforma, que ha funcionado (mal que bien) y le ha funcionado (más bien bien), ¿por qué debería renunciar a ella?
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