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Riccardo Tisci celebra en Nueva York una década al frente de Givenchy

Custo Barcelona y Lacoste comparten jornada con un vibrante desfile de la firma francesa

Uno de los modelos de Givenchy para la primavera de 2016, en la Semana de la Moda de Nueva York.
Uno de los modelos de Givenchy para la primavera de 2016, en la Semana de la Moda de Nueva York.peter foley (efe)

“Sobrevivo con una identidad ajena a los vaivenes de las tendencias porque mi objetivo es pasármelo bien con lo que hago”, afirma Custodio Dalmau, fundador de Custo Barcelona, segundos antes de que comience su desfile en uno de los embarcaderos del río Hudson. Lo cierto es que el ADN de la marca, que lleva casi dos décadas haciendo patria en Nueva York, es reconocible por cualquiera, pero eso no quiere decir que no se adecue a la moda, en la forma y en el fondo.

Modelo en el desfile de Custo Barcelona (Foto: Edward James/ WireImage)
Modelo en el desfile de Custo Barcelona (Foto: Edward James/ WireImage)

La colección, que lleva por título Slow, pretende ser “un alegato en pro de la lentitud”. “Le hemos dedicado mucho tiempo, haciendo que el proceso cobre un protagonismo tan importante como el producto final”. Una máxima que traducen adaptándose a la tendencia del momento, la psicodelia setentera, con motivos gráficos geométricos, patchwork de tejidos y fluidez en las formas. Ellas recuerdan a Missoni o Puccio, pero destacan sobre todo ellos, con estética deportiva y estampados tenues, que brillan por encima de las piezas destinadas a la mujer.

Si hablamos de adaptar legados, Lacoste es una referencia en el buen hacer de mezclar herencia y futuro. Una vez más, viste a la delegación francesa en los juegos de Río de Janeiro. Y este ha sido el leit motiv de su propuesta: banderas que se construyen como prendas deportivas, tejidos con apariencia de materias primas de lujo y patrones ochenteros que rastrean el pasado de la casa centenaria.

Mientras, Polo Ralph Lauren prefiere mostrarse actual con una idea sencilla pero muy efectiva. En lugar de un desfile, las modelos convivieron con el público en la azotea de un edificio de Chelsea que hacía las veces de bar. Más allá de la especificidad de la colección, este “catálogo viviente” hizo subir como la espuma las menciones a la marca en Instagram. En cuanto a repercusión, ganó por goleada.

Con la excepción, claro, de Givenchy. La cita más importante de esta semana. Ahora que la marca francesa acaba de abrir tienda en Madison Avenue, decidió celebrar los 10 años de Riccardo Tisci al frente de la firma trasladando el show de París a Nueva York.

Uno de los modelos de Lacoste
Uno de los modelos de Lacoste

Como era de esperar, jugó su gran baza: Ahí estaba su cohorte de celebridades, de Julia Roberts a Kim Kardashian. Su gran amiga, la artista Marina Abramovic, orquestó cuatro performances repartidas por un recinto que emulaba un astillero antiguo. Varios personajes elevaban una plegaria al amor, al perdón y al crisol de religiones de forma implícita. No olvidemos que el pasado viernes era 11 de septiembre, aniversario del fatídico atentado contra las Torres Gemelas.

En los asientos, un pequeño cuaderno recoge campañas importantes, momentos clave de su trayectoria y hasta fuentes de inspiración. Tras una espera de hora y media, amenizada por el arte en vivo de Abramovic y por el juego de cazar la llegada de los famosos, Tisci mostró una larguísima colección que hizo las veces de retrospectiva de esta década en Givenchy. Junto a sus propuestas para verano, vestidos lenceros moldeados con patrones geométricos y deconstruidos (que seguro hicieron las delicias de Courtney Love, en primera fila), incluyó algunas de sus reconocidas piezas de alta costura e hizo hincapié en algunos de sus éxitos de ventas, como el tribalismo o las alusiones religiosas desde la estética gótica.

Las modelos tuvieron que hacer un recorrido laberíntico envueltas por el sonido de baladas árabes, fados y el Ave María. Junto a los profesionales del sector, unas 800 personas ajenas a la industria que consiguieron su entrada a través de la web de la marca asistieron atónitas a la procesión de famosos y top models luciendo luto. Se buscaba el sobrecogimiento. Y, una vez más, Tisci lo logró. Si alguien sabe dónde está el negocio y cómo venderlo, es el italiano.

'Rave de tecno y 'drag queens'

Pero lo mejor de Givenchy llegó tras el desfile. La marca alquiló un enorme aparcamiento bajo el puente de Williamsburg (una zona industrial de Nueva York) y lo convirtió, primero en un bar americano y, después, en una rave que duró toda la noche. Kim Kardashian, Courtney Love, Steven Tyler y su hija Liv bebían parapetados en una zona vip que atraía todas las miradas.

En total, unas mil personas que bailaron tecno, comieron hamburguesas, bailaron con drag queens y se metieron en coches antiguos preparados para la ocasión. Givenchy celebró su aniversario y el desfile, pero también el incipiente lanzamiento de una línea de vaqueros. Ya no queda nadie en Nueva York que desconozca que Givenchy acaba de abrir tienda en Madison Avenue. Ese es el poder de las grandes marcas.

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