Como Dios manda
Ya sólo falta que el Papa esté a favor de su falibilidad. No nos va a decepcionar.
Es como para preocuparse. Supongo que le pasará a más gente, pero me sucede que cada vez en más ocasiones coincido con mi tocayo Bergoglio. Ahora, ni más ni menos que sobre el aborto (que por una vez no voy a seguir a mis amigas feministas diciendo que el de las mujeres) y sobre el divorcio.
Quizá alguna experiencia que me condicione. Por ejemplo, cuando tenía 22 años fui al tribunal de la Rota a testificar para una amiga mía que quería disolver su matrimonio. Al amable cura que me tomó testimonio le pareció interesante que le dijera que esa convivencia era inviable por incompatibilidad de caracteres. A todos mis conocidos les resultó increíble que el argumento colara (porque coló). Pero el cura y yo sabíamos qué contenía el sobre que le di al tiempo que mi testimonio. El padre de ella era constructor y en esa época había por Madrid una grúa cada 100 metros.
La otra experiencia importante fue que tuve que financiar de mi bolsillo el viaje de una pareja de amigos a Holanda para que ella abortara. Por aquella cantidad, que era alta para mí, el problema se resolvía sin llegar a mayores.
Mi hijo ahora no entiende que yo tuviera que dar mi permiso por escrito para que mi primera mujer pudiera emanciparse de mí alquilando un piso. Francisco Fernández Ordóñez arregló aquello por orden de Adolfo Suárez.
Ahora el Papa ha casado la vida civil y la religiosa en estos dos temas. Dentro de poco las cosas que quedan por arreglar en España van a hacer innecesaria toda legislación que supere el mero enunciado de que éste es un Estado laico.
¿Será verdad que el Papa es una encarnación de Satanás? ¿Va a haber que cerrar la plaza de Colón para que no se llene de auténticos propagandistas de la fe que le devuelvan a los infiernos?
Lo que pasa es que eso no va a generar un problema político: si no se va a reprimir a quienes insulten al Papa, ¿cómo se va a dejar al PP que exponga su programa en libertad? Ya sólo falta que el Papa esté a favor de su falibilidad. No nos va a decepcionar.
Yo soy más del Papa que los del PP.
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