‘Aggiornamento’ por decreto
Francisco sigue acercando a la Iglesia a la sociedad en la que vive
La decisión de Francisco de acelerar y facilitar las nulidades matrimoniales de los católicos que lo soliciten es una muestra más del positivo aggiornamentoque el primer Papa latinoamericano de la historia está imprimiendo a una institución en la que se están produciendo todo tipo de reacciones ante el modo de ejercer el poder de Bergoglio.
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Como ya ha sucedido con anuncios anteriores —sin ir más lejos, la semana pasada con la potestad para perdonar el aborto—, la medida decretada ayer por el pontífice no toca la doctrina católica: lo que hace es modificar las formas en una cuestión interna de la Iglesia sin repercusión legal alguna. Francisco ordena que el proceso de nulidad matrimonial sea gratuito y rápido, algo en las antípodas de lo que sucedía hasta ahora. Es más, el Papa se vale de su poder absoluto en la Iglesia para establecerlo y lo hace mediante un decreto, algo muy alejado, en teoría, del gobierno más colegiado y participativo que se deduce de sus declaraciones y gestos. Sin embargo —y aquí radica la novedad—, Bergoglio admite que lo hace debido a “la presión reformista de un enorme número de fieles”.
El proceso de nulidad matrimonial se había convertido en un farragoso y caro proceso, objeto de fuertes críticas y burlas en el interior de la propia Iglesia. Francisco ha decidido responder a una demanda modernizadora de los católicos que están en la sociedad y agilizarlo para responder a la realidad en la que actúa la institución que dirige. Y lo ha hecho de manera rápida y expeditiva, como la misma reforma que ha aprobado.
Hay que dar la bienvenida a cualquier medida que aproxime las organizaciones presentes en la sociedad a las personas que viven en esa misma sociedad. Francisco sigue acercando la Iglesia a la calle en una puesta al día que está dejando fuera de juego a muchos. Dentro y fuera de la institución.
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