La princesa Margarita dijo “no” a la cocaína y prefirió bailar con Travolta
La hermana de la reina Isabel II rechazó la droga que le había ofrecido Jack Nicholson
Jack Nicholson ejercía de chico malo de Hollywood cuando conoció a la princesa Margarita de Inglaterra en una fiesta en Los Ángeles, todavía sumamente atractiva a sus 49 años con un vestido en negro y plateado de Dior. Seductor empedernido, el actor cometió el traspié de llamar aparte a la hermana pequeña de la reina Isabel II y ofrecerle cocaína "para conocernos mejor", con el resultado de que ella le dejó plantado y dedicó el resto de la velada a bailar y beber junto al entonces emergente John Travolta.
La anécdota se desvela en una biografía que acaba de publicarse sobre la agente del estrellato hollywoodense Sue Mengers, anfitriona de aquel evento de 1979 al que un Nicholson de 42 años acudió con su entonces pareja, la actriz Anjelica Houston. Margarita, considerada a la sazón el miembro más rebelde de la casa real británica y recién divorciada del fotógrafo Tony Armstrong-Jones, lo pasó bien en aquel festejo en el que participó la crema de la industria, incluidos Sean Connery y Robin Williams. No se dio por enterada de los avances de Nicholson y privilegió, en su lugar, la compañía de otro actor más joven que dos años antes había causado furor como protagonista de la película Fiebre del Sábado Noche. Ambos disfrutaron de la pista de baile hasta que la real invitada se despidió pasada la medianoche.
Para Sue Mengers, sin embargo, aquel atrevimiento de Nicholson que cuanto menos rompía el protocolo real acabó finiquitando sus aspiraciones de ser invitada algún día a una audiencia en el palacio de Buckingham. Así lo relata Brian Kellow, el biógrafo de la legendaria agente fallecida en 2011 a los 79 años de edad, y sobre quien explica que organizó la fiesta californiana en honor a Margarita para enmendar otro incidente previo con la princesa que ella misma había protagonizado una década atrás. A finales de los sesenta del pasado siglo, Mengers desembarcó en el Reino Unido con su representada Barbra Streisand para promocionar el estreno de la película Funny Girl. El protocolo dictaba que todos los asistentes debían permanecer sentados hasta que compareciera en el acto la hermana de la soberana, pero la agente argumentó sin éxito que la última en entrar en escena debía ser la protagonista del filme, Streissand, por razones publicitarias.
Margarita de Inglaterra probablemente nunca fue informada de aquel incidente en Londres y, a tenor del relato de Kellow, tampoco se tomó a mal diez años más tarde el lance de Nicholson. Sencillamente le ignoró. Pero Sue Mengers, el personaje en las bambalinas de ambos eventos, tampoco logró nunca llegar a pisar el pavimento del palacio de Buckingham.
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