Recortando los recortes

El Gobierno que nunca había recortado prestaciones sanitarias a los sin papeles acaba de anunciar que va a reponérselas. Y el partido que jamás politizó Telemadrid proclama ahora que se propone “despolitizarla”. Ambas iniciativas han surgido de la nueva presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, empeñada, al parecer, en que su partido se adentre por el camino del centro. Más meritorio resultaría aún si logra que se adentre por el camino de la realidad.

Los Gobiernos y los partidos mantienen por lo general relaciones incómodas con la realidad. La mayoría sucumbe en algún momento a la superstición infantil de que lo que se niega o se silencia no existe. Recordemos aquellos largos meses que necesitó Zapatero para pronunciar la palabra crisis, casi tantos como empleó Rajoy para pasar del “ese señor del que usted habla” a llamar por su nombre a Luis Bárcenas.

La tendencia llega a veces a extremos verdaderamente marxistas (el clásico de Groucho: “¿A quién va a creer usted, a mí o a sus propios ojos?”). Es un terreno que todos han pisado alguna vez y en el que hay que reconocerle al PP enormes proezas de la historia reciente: del “no hay marea negra” al “fue ETA” hasta acabar en el sainete protagonizado por el tesorero del que nadie sospechaba.

A este Gobierno le ha costado tanto defender su política que en muchas ocasiones ha preferido negarla. Pero la proximidad electoral le va a obligar a una curiosa forma de reconciliación con la realidad. Muchas de las promesas que ya vamos escuchando son recordatorios de recortes que en su día no se admitieron. El grueso de las propuestas conocidas en los últimos meses o semanas —sobre impuestos, corrupción o gasto social— consisten en corregir medidas que tomó el propio Ejecutivo o la formación que lo apoya. Se oyen tantas que hasta podríamos pensar que el PP intenta convencer a los contrarios a la política del Gobierno de que su mejor opción es votar al partido del Gobierno. Y de que no hay otro agente del cambio más fiable que Mariano Rajoy.