En construcción
Durante sus fiestas, las calles del barrio barcelonés de Gràcia se decoran con temas que mezclan lo lúdico y la reivindicación
Los seis trabajadores de papel maché que reciben a todos los que deambulan por la barcelonesa calle de Ciudad Real durante la popular Fiesta Mayor de Gràcia hacen pensar, de forma inmediata, en una de las imágenes icónicas del siglo XX: la que tomó un fotógrafo anónimo en 1932 a 11 trabajadores que construían el Rockefeller Center de Nueva York en el momento en que desayunaban, plácidamente, a más de 250 metros de altura, sin ningún tipo de protección. Los personajes dan paso a un tramo de la calle en la que predominan las cintas de colores que anuncian obras, ladrillos y cascotes que parecen flotar y restos de muros, como si la calle estuviera realmente en obras. No es extraño que el título escogido por los vecinos para su trabajo colectivo sea En construcción, que no ha pasado inadvertido, teniendo en cuenta el momento que vive la ciudad de profundo cambio, tras la llegada a la alcaldía de Ada Colau desbancando a las formaciones que históricamente han gobernado Barcelona.
Gràcia es uno de los barrios de Barcelona que vive de forma más intensa sus fiestas, pero también donde los vecinos no han dejado de plantear sus reivindicaciones: el lunes los mossos retiraron de la calle de John Lennon (una de las que celebran una fiesta alternativa) un decorado que permitía fotografiarse como un agente de los antidisturbios bajo la leyenda “Foto-Matón”.
Pero las fiestas de Gràcia son, sobre todo, ejemplo de participación ciudadana en el que durante meses los vecinos crean con objetos reciclados vistosos decorados que compiten por alzarse con el premio. Este año la ganadora ha sido la calle de Verdi con su jardín japonés, con dragón y templo incluidos, seguido de las plantas carnívoras de la calle de Fraternitat. La calle de Ciudad Real ha ocupado el puesto 14 de 18. Pero el esfuerzo de todos los vecinos se ve recompensando con la alta presencia de barceloneses y foráneos que acuden (este año, un millón de personas) a las actividades programadas, desde talleres a bailes populares hasta la madrugada. Pero la mayor preocupación de cada año no es ganar, sino que la lluvia no haga acto de presencia y acabe con sus frágiles decorados que cada año se siguen construyendo pese a su condición efímera.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.