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Tentaciones
mundo friki

Resucitaron a Tupac, a Michael Jackson y ahora... ¡a los Beatles!

Hologram USA, la empresa del multimillonario griego Alki David, resucita a iconos del entretenimiento y hace caja con la mitomanía que rodea a ciertas estrellas. Actualmente tiene planes bastante megalómanos

La resurrección de Michael Jackson el año pasado emocionó a los asistentes de los premios Billboard
La resurrección de Michael Jackson el año pasado emocionó a los asistentes de los premios Billboard

En el arranque de la soberbia película El Congreso, una Robin Wright interpretándose a sí misma era sometida a un proceso de escaneo para crear una réplica de la actriz; una copia perfecta y, más importante aún, perenne para los próximos estrenos que interpretase la que fuera La Princesa Prometida. La ficción que propone el director Ari Folman incide en la mutación que, nuevas tecnologías mediante, puede sufrir un concepto como 'póstumo'.

¿Ficción? Acudimos a la página de Wikipedia del rapero Tupac Shakur: El 15 de abril del 2012 apareció al final del Coachella Valey Music and Arts Festival junto a Snoop Dogg mediante una recreación por ordenador proyectada sobre el escenario con un sistema de espejos. Si el diablo está en los detalles, los detalles aquí son los verbos: Tupac, asesinado en 1996, no fue recreado ni sustituido por un personaje animado. Tupac apareció en 2012 y no hay más que hablar.

La patente de la tecnología que devolvió a Tupac a los escenarios fue adquirida por Hologram USA, empresa con la que su propietario, Alki David, pretende convertir la industria del holograma en la punta de lanza del mundo del entretenimiento. Este multimillonario griego no sólo quiere convertirse en el Víctor Frankenstein del pop -entre sus planes se encuentra organizar conciertos de Ray Charles, Jim Morrison o Liberace-, sino que también encontramos en su lista de tareas montarle bolos a una posadolescente Mariah Carey o a unos Beatles donde los Paul McCartney y Ringo Starr originales difícilmente encuentren espacio en el escenario.

Lejos de querer únicamente insuflar nueva no-vida a iconos musicales, David también trama la creación de un holograma inspirado en el humorista todoterreno Richard Pryor para plantarlo en el National Comedy Center de Nueva York. Queda por ver si el atrevimiento se quedará ahí o si, por el contrario, el billonario intentará también desmomificar a dos de los mejores -además de abiertamente anticorporativos- artistas stand-up como eran Bill “suicídate-si-eres-publicista” Hicks o George Carlin.

¿Plantea Alki David, sin embargo, algo nuevo? Su empresa parece más interesada en ser la versión bigger than death de algo inherente a la cultura del entretenimiento, antes que presentar los conceptos innovadores que se le intentan atribuir: lo primero que pensamos al escuchar el nombre de Nirvana es en un tiro en la boca; el legado tangible que quedó de Elvis Presley lo forman una legión de réplicas mal impresas; Holograms USA ocupa un nicho (sic) que resulta detestable para el mismo fan de Jimi Hendrix que no puede escuchar Purple Haze sin pensar en una bañera llena de vómitos. En un sentido visceral, David está simplemente tomando notas de la cultura secuestrada por museos y representada por una exposición como Human Bodies (aquella muestra de cuerpos humanos que en 2011 fue tan polémica como visitada), y aplicando luego lo aprendido en el pop mercantilizable. Habrá que esperar, eso sí, a ver si los avances tecnológicos con los que asegura contar proporcionan un resultado final menos abyecto que los que se vieron en Coachella con Tupac o en los Billboard Music Awards con la actuación de Michael Jackson.

Si utilizábamos la cinta El Congreso a modo de preliminares en este artículo, la tristeza postcoital de salida no puede ser otra que la generada por Superman Returns. Basta revisitar la versión del Hombre de Acero que realizara Bryan Singer para reforzar la tesis de que la tanatofilia cultural no pertenece al futuro, sino que es algo que llevamos a cuestas desde la propia existencia del fenómeno fan: por si el homenaje al Superman de Richard Donner no fuera bastante fehaciente a lo largo de todo su metraje, Singer se permitió el lujo de incluir en su adaptación un cameo de Marlon Brando cuando éste llevaba, como el águila calva de la canción de Los Punsetes, criando malvas desde hacía más de dos años.

¿Homenaje o profanación? Quizás Ghetto Gospel nos ayude a encontrar la respuesta.

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