Crímenes sin fin
Frenar la escalada de la violencia de género exige la concienciación de toda la sociedad
Un encadenamiento de espantosos crímenes de género durante este mes de agosto ha puesto de nuevo el foco en la eficacia de las medidas legislativas y judiciales contra la violencia machista. En pocos días hemos asistido al asesinato a tiros de una mujer y sus dos hijos en la provincia de Barcelona, donde también ha sido acuchillada una mujer; en Pontevedra, un padre ha quitado la vida a sus hijas de nueve y cuatro años; en Valencia ha fallecido una mujer tras el incendio provocado en su vivienda por su marido, y en Cuenca han sido hallados, cubiertos con cal viva, los cuerpos de las dos jóvenes desaparecidas la semana pasada. Todos los crímenes han sido cometidos, presuntamente, por parejas o exparejas de las víctimas.
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Causa especial consternación el incremento de la violencia sobre los niños. En lo que va de año al menos ocho menores —oficialmente la mayoría de los casos están en fase de investigación— han sido asesinados a manos de sus padres, lo que hace pensar que los crímenes de género tienen en la venganza sobre los hijos una escalofriante ramificación.
Según datos del Gobierno, de las 23 víctimas mortales confirmadas en lo que va de año, tan solo cuatro habían presentado denuncia. Esta circunstancia obliga a reflexionar sobre qué está fallando en el ámbito legislativo, institucional y social. La presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, María Ángeles Carmona, ha admitido que cada crimen representa un “fracaso del sistema”.
Frenar la escalada de la violencia de género exige la concienciación de toda la sociedad, hombres y mujeres, para denunciar a los agresores ante el primer síntoma de maltrato. A las instituciones les corresponde actuar de manera eficaz, incrementando si es necesario los recursos para combatir una lacra que parece no tener fin.
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