Candice Swanepoel, adalid del éxito en la industria de la moda

Una voz dulce y sensual responde al otro lado del hilo telefónico. Es Candice Swanepoel, uno de los ángeles de Victoria’s Secret, desde Nueva York. "La moda puede ser lo que uno quiera que sea. No me importa si hay gente que piensa que es superficial. Estoy teniendo una vida increíble gracias a ella", asegura la top. La sudafricana, de 26 años, se ha convertido recientemente en imagen de Max Factor. Para dar a conocer la campaña de la marca se ha metido en la piel de Marilyn Monroe por obra y gracia de la maquilladora Pat McGrath, directora creativa de la firma desde 2004. Sobre McGrath, una de las gurús del maquillaje del siglo XXI a la que todo el mundo adora en la industria, Swanepoel solo tiene buenas palabras: "He trabajado con Pat en otras ocasiones y verla maquillar es todo un arte. Para la campaña de Max Factor ha tratado de superar cualquier límite para transformarme en otros personajes".

Swanepoel se ha convertido en el adalid del éxito. Su contrato con la marca de maquillaje y con la firma de lencería más famosa del mundo está entre los mejores pagados de la industria de la moda. Por otro lado, ha conseguido prestigio gracias a sus campañas para Givenchy, Miu Miu, Tom Ford, Versace o Nike: "Crecí en una granja en Moii River, en Sudáfrica, y nunca imaginé que mi carrera tendría este recorrido. Está siendo un viaje alucinante en el que estoy descubriendo que soy más fuerte de lo que pensaba".

Su encanto, su cabello rubio, sus ojos azules y sus curvas la han convertido en uno de los nuevos tótems de Victoria’s Secret. Tanto, que Swanepoel fue la encargada de lucir en 2013 el sostén de pedrería Royal fantasy bra, valorado en más de nueve millones de euros, durante el desfile anual. Para alguien metido en la industria de la moda y la belleza, el cuidado de la piel y del físico resulta indispensable. Aunque, por la manera tan relajada en que lo cuenta, casi se podría decir que sus rituales de belleza (cercanos a los de un spa) no le suponen ningún esfuerzo: "Hago mucho deporte. Y, sobre todo, me exfolio mucho la piel por si tengo que prepararla para un bronceado falso o algo así. Además uso mucho aceite para cuidarla. Porque, lo más importante de todo es que la tez brille".

La cuenta de Instagram de Candice Swanepoel es una ventana abierta a su vida privada. Hay parajes exóticos, dibujos con su rostro, salidas nocturnas con amigas y a conciertos (el último, el de Fleetwood Mac), paseando y abrazando a perros; también, de figuras como Bob Marley, Bo Dereck o Linda Evangelista: "Encuentro mucha inspiración en todas las modelos de los noventa. Y Linda es todo un icono. Su manera de transformarse es increíble. Aunque también hay otras tops, como Stephanie Seymour, que me gustan mucho".

No es extraño que Swanepoel tenga como referente a Evangelista. Fue ella quien popularizó la frase "no me levanto de la cama por menos de 10.000 dólares al día" y abrió camino para todas aquellas modelos que, además de lucir la ropa de turno, también querían mostrar su personalidad. Si Linda Evangelista existiese hoy —profesionalmente hablando, claro— no podría ser un ángel de Victoria’s Secret. Las reglas del juego han cambiado. Esa identidad camaleónica y temperamental que le hizo única parece darse de bruces con la filosofía de la empresa ‘alada’: chicas de cabello largo que se dedican a sonreír con un saber estar impecable. Aunque últimamente se evoquen los noventa, George Michael ya no ocupa las listas de éxitos sino Taylor Swift. Y, a pesar de que la cantante de country haya reunido en su último vídeo a un ramillete de modelos famosas (de Gigi Hadid a Karlie Kloss), es difícil que despierte el furor de Freedom! Durante aquellos venerados noventa, concretamente en 1995, tuvo lugar el primer desfile de Victoria’s Secret. Para conmemorar los 20 años desde entonces, el show volverá a celebrarse en Nueva York y será la confirmación —de nuevo— de que lo menos importante es la ropa.