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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Insumisión contra el 'apartheid' migratorio y otras buenas ideas para reformar el sistema

Gonzalo Fanjul

Refugiados sirios cruzan la frontera de Turquía. Foto: ACNUR/AFP/B. Killc.

“Tus oportunidades en la vida no dependen tanto de lo que eres o de la gente a la que conozcas, como del lugar en el que vives”. Con esta frase del economista Michael Clemens se abría en Washington la semana pasada el foro Cómo promover una movilidad global más libre, en el que tuve la suerte de participar. La discusión (un grupo pequeño, con mayoría abrumadora de estadounidenses) partía de un presupuesto simple con el que todos estábamos de acuerdo: la movilidad internacional de trabajadores es, posiblemente, el factor individual de progreso más relevante y con mayor potencial; liberar este potencial exige romper el cuello de botella cultural e ideológico que se ha establecido en nuestras sociedades, y para eso necesitamos un movimiento social organizado.

Concebir la forma que tendría ese movimiento era precisamente el objeto de la reunión. Por primera vez en mucho tiempo, participé en una discusión sobre inmigración que no se centró en sus riesgos y en las violaciones de los derechos de inmigrantes y asilados (la agenda defensiva), sino en la posibilidad de generar nuevas oportunidades de movilidad y cambiar de raíz el modelo (la agenda ofensiva). Un cambio refrescante, se lo aseguro.

Los organizadores – el Center for Global Development y el Open Philantropy Project- plantearon el trabajo alrededor de ideas prácticas para reformar el sistema. Más aún, teníamos prohibido discutir sobre los problemas o las recomendaciones políticas, para centrarnos más bien en el tipo de instituciones o iniciativas más o menos formales que debían protagonizar esta transformación. Las reglas del debate me impiden citar a los autores de las ideas, pero puedo mencionarles aquí algunas de las que me llamaron la atención:

El movimiento internacional por la reforma del régimen migratorio es débil e impopular. Sus consecuencias, políticamente radioactivas, neutralizan a sectores progresistas y liberales por igual. Pero eso puede cambiar rápidamente si un grupo de individuos y organizaciones visionarias son capaces de encontrar una estrategia inteligente que siente las bases sociológicas de la reforma. El primer paso es comprender que el status quo es insostenible por razones éticas y prácticas. Las alternativas serán entonces el resultado de la creatividad y la construcción institucional, exactamente igual que hemos hecho en otros retos globales complejos. Que haya muchas más reuniones como esta.

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